Los amantes de la libertad y, en general, los escépticos del poder estatal y el colectivismo moral y económico están de enhorabuena. Y es que, por primera vez en la historia de la democracia española, podrán contar con una opción política muy próxima a sus ideales. El Partido de la Libertad Individual (P-Lib), una joven formación de apenas unos 200 afiliados, ha decidido concurrir a las elecciones generales del próximo 20 de noviembre. En principio, a la espera del recuento definitivo, todo hace indicar que sus miembros han logrado superar el número de firmas requeridas (cerca de 5.000) para poder presentar formalmente su candidatura por Madrid y Zaragoza. Diego Ruiz, con una larga experiencia profesional en el ámbito de la empresa, encabezará la lista de este partido por Madrid.
Su primer mensaje de campaña dice mucho a favor de esta iniciativa: "Quiero para mis hijos lo mismo que tú: una sociedad sin tanto Estado, donde puedan realizarse y alcanzar la prosperidad. Es decir, una sociedad LIBRE". Pero el P-Lib no es tan sólo un partido minoritario más, como tantos que concurren a las elecciones. Su relevancia en el panorama político español radica en la radical novedad de su contenido programático. No en vano se trata del único partido puramente liberal (o mejor dicho libertario) y, por tanto, firmemente opuesto a la ideología colectivista inserta hasta el mismo tuétano en el resto de formaciones, grandes y pequeñas.
Su programa marco lo deja meridianamente claro: "la libertad de la persona es el valor supremo; el orden espontáneo de la sociedad y de la economía es superior a cualquier forma de organización y planificación estatal; es necesario reivindicar el capitalismo; el mercado [...] es un sistema ético basado en la libre disposición de su propiedad; nuestro posicionamiento en economía política se inspira en la tradición de la Escuela Austriaca"... Así pues, se presentan como "el único partido político que ofrece a la sociedad un liberalismo profundo" frente al bipartidismo PSOE-PP que, según declaran, "nos parecen muy similares entre sí, prácticamente iguales" en numerosos ámbitos. Por ello, esta formación se presenta como una alternativa liberal a los "colectivistas" de derechas e izquierdas, con el objetivo de no renunciar "ni un milímetro" a la plena libertad económica. Sin duda, acaba de nacer algo inédito en el sistema político español.
En ese sentido, el P-Lib recuerda, y mucho, al Tea Party que tanta influencia ha obtenido en EEUU durante los últimos años, aunque salvando las distancias en cuanto a tamaño, número de miembros y apoyo social. Resulta evidente que el Tea Party ha logrado germinar con éxito gracias a las profundas raíces liberales que posibilitaron el nacimiento y auge de EEUU pero, en esencia, algunos de sus principios, sobre todo económicos, son muy similares a los que esgrime el P-Lib: la primacía del individuo sobre el estado y de la libertad sobre el tan extendido colectivismo.
Así, ciñéndonos a sus propuestas económicas de cara a las generales, destaca sobremanera el siguiente decálogo:
1. Papel del Estado: reducción drástica del coste y del volumen del Estado, y reorientación de su actividad a las escasas tareas que le son propias, tales como justicia, seguridad y representación exterior.
2. Funcionarios: reducción de la plantilla de todas las administraciones públicas de forma paulatina a lo largo de dos legislaturas, así como la duplicidad administrativa.
3. Empresa pública: privatización o disolución paulatina de las empresas públicas y, con especial urgencia, de las entidades bancarias (cajas de ahorros) y de los medios de comunicación estatales (televisiones públicas y subvenciones). Establecer, además, como principio general la "no competencia del Estado frente a empresas privadas", es decir, no dejar en manos de los políticos todo aquello que pueda ser provisto por el mercado (empresarios).
4. Fiscalidad: profunda simplificación tributaria e introducción del principio de "proporcionalidad fiscal" frente a la actual "progresividad". Esto implicaría implantar en España una especie de impuesto lineal, igual para todos a partir de un determinado nivel de renta, tal y como existe en otros países. También abogan por establecer "topes constitucionales al endeudamiento público y a la carga tributaria directa e indirecta que soportan empresas y particulares". Como medida fiscal inmediata, defienden la completa "abolición del nuevo impuesto sobre el Patrimonio".
5. Desregulación: amplia desregulación general de la actividad económica y paulatino desarme arancelario. Asimismo, abogan por reducir de forma sustancial las cotizaciones sociales a autónomos y empresas, y eliminar trabas administrativas para la creación de empresas; abolir la colegiación obligatoria y los límites corporativistas al libre ejercicio de toda actividad empresarial (horarios, ubicación, publicidad...)
6. Mercado laboral: flexibilización del mercado de trabajo; abolición de las trabas a la libre contratación y al despido; considerar los sindicatos como asociaciones civiles, no como "agentes sociales"; eliminar los convenios colectivos; y abolir los "costosos e ineficaces" servicios públicos de empleo.
7. Subvenciones y rescates públicos: prohibición de las subvenciones y rescates a bancos y otras empresas con dinero de todos los contribuyentes, sea cual sea su tamaño y circunstancias.
8. Sanidad y educación: extensión de la sanidad y de la educación privadas al conjunto de la población mediante sistemas de "cheques canjeables", en sustitución de la actual dualidad de sistemas (público-privado).
9. Pensiones y prestación de paro: iniciar de inmediato una "transición hacia un sistema privado de pensiones por capitalización individualizada a beneficio de cada trabajador, con un fondo social que cotice por aquéllos que no puedan hacerlo"; mantenimiento durante la transición de todos los compromisos con los pensionistas actuales; extensión del mecanismo a otros sistemas de previsión social, como el de desempleo.
10. Banca central; impulsar una reforma del sistema financiero internacional que camine hacia la desaparición de la banca central; defensa del patrón oro y de la libre emisión monetaria (billetes bancarios) con exigencias de respaldo pleno (reserva 100% de los depósitos a la vista).
¿Conclusión? Cualquiera de estas medidas, sin excepción, supone un hito en la historia democrática de España. Ningún partido político defiende, ni remotamente, medidas de este calibre. Ante tal iniciativa, no es de extrañar que el Partido de la Libertad Individual haya recabado ya el apoyo explícito de grandes figuras del liberalismo patrio e internacional, tales como el profesor Jesús Huerta de Soto o Carlos Alberto Montaner. Por todo ello, tan sólo cabe decir una cosa: enhorabuena por la iniciativa, y mucho ánimo porque no es una tarea imposible. Algunos otros partidos de este corte han obtenido representación política: casos parecidos en Georgia, Eslovaquia, Alemania o EEUU (Tea Party) han conseguido y están consiguiendo loables éxitos en este campo. ¡Bienvenidos al ruedo!