La crisis ha destrozado la economía de millones de andaluces, pero muy especialmente se ha cebado en los más pobres. La última salida que han encontrado miles de familias en Granada es alquilar una habitación en su propia casa a terceras personas ajenas a la familia. Con ello, se incorpora una nueva renta, por pequeña que sea, a los ingresos familiares. La oferta ha aumentado casi un 200% en Granada capital en un año y Cáritas ayuda a algunas personas que no tienen ni 150 euros para una habitación.
Los estudios disponibles en el sector inmobiliario granadino cifran el incremento que se ha producido en tal oferta en un 197% entre agosto de 2010 y agosto de 2011. Sin embargo, como precisa El Ideal de Granada, aunque es la ciudad que más ha crecido en esta materia, se sitúa en tercer lugar en el ranking nacional, tan sólo superada por Madrid y Valencia, donde este tipo de fenómeno inmobiliario ha tenido aumentos verdaderamente desorbitantes: un 581% en el primero de los casos y un 205% en el segundo.
No ocupa los primeros lugares Granada en cuanto a la demanda puesto que las solicitudes que se han podido conocer aumentaron sólo un 17%, cuando en otras capitales como Salamanca o Madrid, el incremento alcanzó el 70% y el 44%, respectivamente. La gran diferencia entre oferta y la demanda, a favor de la primera, ha hundido los precios de estos alquileres.
El estudio establece para Granada una media de 156 euros al mes por cada estancia. Lo normal es que quien alquile la misma tenga derecho, al menos, al uso del baño. Y en algunos casos, también de la cocina. Los propietarios de la vivienda en cuestión y según el inquilino de que se trate, llegan a ofrecerle compartir la comida diaria de la familia o el lavado y planchado de ropa. Claro que no de forma gratuita, sino aplicándole entre 100 y 200 euros suplementarios, según del servicio que se preste. Como puede apreciarse, añade El Ideal, el 'modelo' se parece mucho al de las viejas pensiones en muchas de las cuales el trato era totalmente familiar y el 'inquilino', a la postre, compartía con los dueños del establecimiento algo más que un espacio físico.
Ya no son sólo los estudiantes universitarios quienes solicitan habitaciones en estas condiciones. También lo hacen los inmigrantes que buscan trabajo en Granada y que no pueden pagar un apartamento o incluso temporeros que van de un lugar a otro de la geografía nacional.
Otra realidad creciente es la de ancianos que viven solos y que con tal de contar con la compañía de una persona, alquilan una o varias de las habitaciones de que disponen.
La repercusión directa de este fenómeno en el mercado inmobiliario granadino es mayor de la que pudiera parecer. Ha provocado la inestabilidad en los alquileres de viviendas completas y cada vez hay más pisos de segunda mano vacíos y en alquiler por falta de demanda, ya que alquilar una habitación sale más barato que un piso cuyo alquiler puede suponer 500 o 600 euros.
Según el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, es la situación de los hogares donde todos sus miembros están en paro lo que provoca esta forma de alquiler. En Andalucía, se calcula en más de 140.000 hogares los que sufren esta situación. En 2010, los hogares con todos sus miembros en paro subieron en 107.900, lo que supuso un 8,8% más que en 2009, hasta situarse en 1.328.000, según datos de la EPA correspondiente al cuarto trimestre de 2010. Los hogares con todos sus miembros en paro se incrementaron en 35.600, un 2,7% respecto al tercer trimestre del año pasado.
El alquiler de pisos y de otros inmuebles se hace en muchas ocasiones sin 'papeles' lo que tiene ventajas e inconvenientes. Desde Cáritas Diocesana se apunta que ya se ha dado algún caso en el que el inquilino de una de estas habitaciones ha perdido el trabajo y ha podido aguantar tan sólo unos meses. Después, antes de que el propietario del piso que también está en una situación comprometida, tenga que echarle, ha acudido a la citada ONG católica en busca de ayuda. Y ésta, como siempre suele hacer, les ha proporcionado algunas cantidades de dinero para que mantengan el alquiler y no se vean en la calle.