Como pronosticó Libertad Digital a principios de año, tras la complicada situación del Aeropuerto de Ciudad Real, éste podría cerrar sus puertas a finales de octubre. A partir de 2009, las malas noticias sobre el aeropuerto ciudadrealeño se han sucedido. Ninguna compañía aérea quería programar vuelos hasta allí, y si lo hacían era previo pago de generosas subvenciones por parte de las autoridades locales. La ultima compañía en abandonar el aeropuerto fue Vueling que según anunció en un comunicado en el mes de agosto, dejará de operar el 29 de octubre.
Éste es final que parecían ver todas las operadoras pero que el ex Presidente de la Junta de Castilla la Mancha, José María Barreda, no aceptaba en marzo del año pasado, tres meses antes de que el vacío aeropuerto entrase en concurso de acreedores. Barreda aseguraba entonces, pese a los malos datos y la bajísima actividad del aeropuerto, que iba "a despegar".
Parecía entonces que a la dirección le costaba encontrar compañías que quisiesen operar en el aeropuerto ciudadrealeño. Comenzó su andadura con 300 empleados y con una previsión de crecimiento muy superior a la real. Tras un largo periodo en concurso de acreedores, el aeropuerto no despegó como intuía Barreda. De hecho, son ahora los mismos administradores concursales los que, al no ver viabilidad en el futuro del aeropuerto según informa este jueves elEconomista, han presentado al magistrado titular de lo Mercantil de Ciudad Real la suspensión de la actividad de un aeropuerto lleno de deudas.
Un polémico aeropuerto desde su creación
La gestión que se ha llevado a cabo y el futuro del aeropuerto de Ciudad Real ha sido el germen de multitud de polémicas entre PP y PSOE. La última fue en agosto, tras el anuncio del abandono de Vueling.
Así, el portavoz municipal, Francisco Cañizares, consideró que este abandono era el resultado de la situación económica regional, de la que responsabilizó al anterior Gobierno autonómico, mientras que el portavoz municipal socialista, José Valverde, ha pedido al actual ejecutivo regional que "tome decisiones".
Cañizares consideró entonces que, pese a ser una empresa privada, el anterior Gobierno regional tiene responsabilidades, dado que ha dedicado a ella varios millones de euros. Cañizares apuntó además que desde el principio, no se veían perspectivas para el aeropuerto.
El proyecto del aeropuerto fantasma como muchos lo han calificado, se aprobó en 2002, las obras comenzaron en abril de 2004, se alargaron durante más de cuatro años y costaron 1.100 millones de euros una mala idea que desde el principio daba claras señales de este final.