"La Bolsa de tus Sueños", así arrancaba hace tan sólo unos días la campaña publicitaria de la mayor privatización de España, Loterías y Apuestas del Estado (LAE). Los interesados podrían invertir un mínimo de 1.500 euros y un máximo de 200.000, y deberían realizar sus mandatos de compra desde este viernes al 11 de octubre.
Esta golosina del mercado ofrecía a los inversores minoristas (un 60%) un dividendo mensual con una rentabilidad anual próxima al 8%. La ilusión de la mayor privatización de la historia de España se truncaba en tan sólo dos horas, durante la tarde del jueves, momento en el que el Ministerio de Economía alegaba que "no se dan las condiciones adecuadas de mercado para garantizar unos ingresos que reflejen su valor".
El Gobierno subrayó entonces que la operación para colocar una participación de Loterías en el mercado "podrá retomarse cuando las circunstancias del mercado lo recomienden", pero según fuentes directas de la operación consultadas por Libre Mercado, "estamos paralizados totalmente y no hay previsión de retomar la colocación en poco tiempo". Otros motivos que se barajaron al principio era la falta de demanda para la OPV, pero la demanda era más que suficiente y las condiciones muy atractivas. "Era un chollo", según fuentes financieras.
"La presión del PP tampoco es la explicación a este cambio de rumbo", indican. "La principal causa han sido los bancos, que han presionado a la baja al ver peligrar sus depósitos y su situación financiera ante una oferta tan atractiva como las Loterías", añade un colocador de la OPV.
La explicación a este fracaso está ligada a la emisión de pagarés y otro tipo de productos para captar pasivo que vienen realizando en las últimas semanas los grandes bancos españoles, desde depósitos combinados y referenciados, hasta seguros de vida-ahorro, fondos de inversión e, incluso, pagarés de hasta el 3,75%.
Y es que la privatización del 30% de Loterías, por la que el Gobierno preveía recaudar entre 7.000 y 8.000 millones de euros competía de forma directa con la captación de pasivo por parte de las entidades. No en vano, resulta complicado competir con una de las empresas más rentables del mundo, gracias al régimen de monopolio estatal bajo el que opera Loterías, sin deuda y respaldada por el sector público, teniendo además en cuenta la realidad actual del ahorro en España, excesivamente limitado, una tarta que no se puede repartir entre todos.
La OPV de LAE, aprobada en Consejo de Ministros el pasado 23 de septiembre y con la campaña publicitaria ya en marcha, se frustró en el último momento. Los bancos colocadores de la operación (Santander, BBVA, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, UBS y Credit Suisse) empezaron a exponer la "complicada situación del mercado", llegando a proponer que sólo se sacara a Bolsa un 20%, en lugar del 30% previsto, es decir, 4.000 millones de euros frente a los 7.000 que se pretendían recaudar.
"Los bancos han temido que los ahorradores saquen el dinero de sus depósitos para invertir en Loterías y que no compren sus pagarés, no hay ahorro para todos, y los fuertes en esta operación han sido ellos, que se han defendido al ver que perderían inversores", aseguran estas mismas fuentes, muy próximas a la operación.
El problema ahora es que la marcha atrás de la OPV ha dejado al sector muy indignado y preocupado. Bajo el eslogan "Si hay algo seguro es que la gente nunca va a dejar de soñar", Loterías ya había comenzado con una extensa y costosa campaña publicitaria (14 millones de euros) que incluía cuñas de radio, spots en televisión, una página Web (www.labolsadesuenos.com) todavía operativa, así como millones de dípticos repartidos por los bancos colocadores que han sido despilfarrados. Dinero público perdido que se viene a sumar a los entre 7.000 y 8.000 millones que se esperaba recaudar con la venta a fin de aliviar las endeudadas cuentas públicas.