Con tan solo 20 años, Jorge Dobón, estudiante de LADE, y su socio Carlos García, con 21 y cursando Telecomunicaciones, se plantearon un proyecto bien distinto al de la mayoría de los chicos de su edad: crear su propia empresa y convertirse así en los empresarios más jóvenes de España, según la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (CEAJE).
Contra todo pronóstico, Placeres Ibéricos, un negocio de productos nacionales gourmet (vinos, quesos, jamones y demás embutidos), consiguió un buen resultado. Ahora, año y medio después de fundar su empresa, con el mérito que ello supone en plena crisis económica, el joven Dobón hace balance de su aventura empresarial en una entrevista con Libre Mercado.
Pregunta (P): ¿Cómo se te ocurre montar un negocio en plena crisis?
Respuesta (R): Porque estaba estudiando y era más difícil encontrar un trabajo que crear una empresa. Que vaya adelante, que te den financiación y que consigas muchos clientes ya es más complicado, pero bueno, lanzarte es sencillo, sobre todo para los jóvenes.
P: ¿Y nadie te dijo que era una locura?
R: Sí, todo el mundo. Tanto la familia de mi socio como la mía nos repetían una y otra vez que era un imprudencia. A mis padres les iba fatal. Ellos trabajan en la construcción y no me entendieron.
P: ¿Qué pasos tuviste que dar desde que se te ocurre la idea hasta la logras materializar?
R: Lo primero es saber que quieres ser emprendedor y también diferenciar el concepto empresario de emprendedor. Yo soy un emprendedor. El concepto empresario no va conmigo, conlleva demasiada responsabilidad.
Después tienes que tener una idea muy clara. En esa época me empezó a gustar el vino y mi tío me ofreció algunos contactos que ya no iba a utilizar. Los recopilé junto a los de otras bodegas que yo conocía y los de algunos secaderos de ibéricos y me lancé. Y lo más importante: tienes que reunir los 3.006 euros (1.503 euros cada uno) que te piden para empezar, y eso implica recurrir a tus padres porque no tenía un duro para financiarme.
P: ¿El principal problema es la financiación?
R: Sin lugar a dudas, pero de eso te das cuenta más adelante. Ningún banco me ha dado crédito. Lo he intentado, pero me han dicho que no, y decir qué banco sería una tontería porque son todos.
P: ¿Y de dónde habéis obtenido la financiación?
R: Todavía no hemos conseguido ningún tipo de financiación. Hemos podido trabajar con los beneficios que generamos. A nosotros nadie nos ha dado nada, no hemos tenido ninguna ayuda pública. Pedimos una subvención una vez y por un problema burocrático no nos la dieron.
P: ¿Con qué otros problemas te has encontrado?
R: Con que mis padres no me apoyaban, con el miedo que tiene todo tu entorno a que dejes de estudiar... El año pasado tuvimos muchísimo trabajo y nunca sabes las horas que le vas a tener que dedicar al día. Aunque ahora, como han visto que me va bien, me apoyan bastante.
P: ¿Dónde está la clave del éxito en tu negocio?
R: Apoyarnos en otras empresas. Decidimos tirar de distribuidoras más grandes y renunciar a una parte del margen de beneficios para ganar, por ejemplo, en que te permitan comerciar con menores volúmenes de productos. Nos apoyamos en nuestra propia competencia para crecer porque nos dimos cuenta de que esas empresas pueden arroparte y, de hecho, ellas se halagan de que les pidas consejo.
P: ¿Cuál es el perfil de clientes con los que trabajas?
R: Nosotros tenemos tres ideas. Una es la distribución local: bares, restaurantes, cafeterías o clientes directos; otra es terminar un portal de venta por Internet enfocado a los jóvenes que empiezan a interesarse por productos más gourmet; y la otra es exportar.
P: ¿Cuántas personas trabajan en Placeres Ibéricos?
R: Somos cuatro. Mi socio y yo, un comercial que va a comisión, y como ahora vamos a hacer la primera ampliación de capital queremos introducir a otro joven socio. Tiene 23 años, estudia ingeniería y trabaja aquí desde mayo.
P: ¿Cuál fue el volumen de facturación del pasado ejercicio?
R: Durante el primer año obtuvimos 60.000 euros de facturación, aunque si contamos las piñas [que vendieron en la campaña de cestas navideñas] llegamos a los 100.000. Nuestro objetivo es llegar al medio millón el tercer año, que no está nada mal.
P: ¿Al ser un empresario tan joven te has encontrado alguna vez con que alguien más mayor no te tome en serio?
R: La mayoría de las veces no. Cuando decides emprender se entiende que ya tienes la madurez suficiente para los negocios. Una vez unos proveedores nos trataron bastante mal porque intentaron abusar, pero fue un caso puntual.
P: ¿Con qué cualidades puede un empresario joven luchar contra la experiencia de otras empresas?
R: Beneficiándonos de la propia experiencia del sector, desde los productores hasta los distribuidores, pasando por los clientes. Nos dejamos aconsejar por los clientes. "Subid el precio de este vino porque yo lo compraría más caro" o "traer este queso poque se vendería muy bien", nos recomiendan algunos. Además, hay que echarle mucho morro, no perder la seguridad en ti mismo y tener claro que la gente debe comprender que siendo tan joven es imposible que tengas experiencia.
P: ¿Qué consejos le darías a los jóvenes que se plantean emprender?
R: Que lo hagan. Con Internet ahora puedes vender lo que sea. Cuando en clase preguntan ¿cuántos de vosotros queréis trabajar para otra empresa o cuántos queréis ser funcionarios?, levanta un montón de gente la mano, pero cuando preguntan ¿cuántos queréis crear la vuestra?, de 100 alumnos la levantamos 3, y eso es muy triste.
Que busquen una idea, que se apoyen en otras empresas para que les asesoren en materia de financiación, que busquen amigos con las mismas inquietudes para asociarse y que no duden en pedir apoyo a sus padres.
P: ¿Qué es lo primero que piensas cuando oyes el término Ni-Ni?
R: La palabra Ni-Ni es muy fuerte. Tendrían que centrarse un poco. Me meto hasta con los que simplemente estudian y no trabajan, así que imagínate... Al montar una empresa podrían trabajar en lo que les gusta sin aburrirse y no tendrían la necesidad de convertirse en Ni-Nis.
P: Entonces, ¿por qué no lo hacen?
R: Creo que el motivo principal es el miedo al fracaso. En EEUU o en China, por ejemplo, no tienen ese miedo. No creen que el fracaso sea algo malo, más bien piensan que si no sale bien una cosa es porque tienen que empezar otra.
En España tienes que esperar a tener dos carreras, un master y 16 años de experiencia para montar tu propio negocio, pero es todo lo contrario. Yo monto mi empresa ahora y si fracaso habré aprendido el doble.