Marcha atrás in extremis. El miércoles fue un día de contradicciones. El Gobierno anunciaba ayer la fecha definitiva para la salida a Bolsa de Loterías y Apuestas del Estado (LAE), el próximo 19 de octubre, la mayor privatización de la historia de España. Sin embargo, pocas horas después, el Ministerio de Economía rectificaba la decisión mediante un comunicado en el que suspendía la operación por sorpresa, alegando que "no se dan las condiciones adecuadas de mercado para garantizar unos ingresos que reflejen su valor".
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 29 de abril la privatización de hasta el 30% de esta sociedad pública, con la que el Gobierno preveía ingresar entre 7.000 y 8.000 millones de euros. La operación ponía a la venta 375,6 millones de acciones, se esperaba colocar la mitad entre inversores minoristas, el 40% entre grandes inversores y el 10% restante entre las entidades colocadoras (Goldman Sachs, JP Morgan, UBS, Crédit Suisse, BBVA y Santander). La campaña de información y publicidad ya estaba en marcha.
El Gobierno explica ahora que "en este momento la situación de los mercados de capitales es muy distinta a la que existía" al emprender el proceso privatizador, y que la privatización "podrá retomarse cuando las circunstancias del mercado lo recomienden".
Razones de la suspensión
La ministra de Economía, Elena Salgado, ha defendido este jueves la suspensión alegando que, aunque existía interés entre los inversores, "no hemos querido admitir" el precio que exigían. En declaraciones a RNE, ha indicado que los colocadores dijeron que "no era seguro que pudiera obtenerse el precio que entiende el Gobierno que vale el 30% de esta empresa". Puesto que el Estado esperaba ingresar un mímino de 7.000 millones, valoraba Loterías en cerca de 23.000 millones de euros. Por ello, "antes de que se valore por debajo de lo que teníamos previsto y de lo que creemos es un valor justo", se decidió aplazar su salida a Bolsa.
Sin embargo, a primera vista algo no cuadra en el discurso de Salgado. Por un lado, es cierto que existía un gran interés por parte de los inversores. Según las fuentes financieras consultadas por Libre Mercado, aunque la rentabilidad de la inversión dependería en última instancia del precio de salida a Bolsa, el objetivo del Gobierno era ofrecer una rentabilidad por dividendo media del 8% anual. La valoración de salida oficial "era un chollo", afirman. "El Gobierno la estaba vendiendo a precio de chatarra".
Loterías es la joya de la corona en materia de activos públicos por varias razones: es una de las "empresas más rentables del mundo" -asegura el Ejecutivo-, sin apenas costes operativos, sin deuda y con el privilegio de operar en régimen de monopolio público. Es decir, tal y como explica Salgado, tanto en el tramo de particulares como en el institucional, "había y sigue habiendo un extraordinario interés". Existía demanda más que suficiente para sacar adelante la operación. Sin embargo, pese a ello, dio marcha atrás porque "no hemos querido admitir" el precio que ofrecían los operadores institucionales, argumenta.
Y es aquí donde radica la contradicción del discurso. Al principio del proceso privatizador (finales de 2010), el Gobierno valoró Loterías en unos 17.000 millones de euros, ya que pretendía recaudar 5.000 millones con la venta del 30% del capital. Posteriormente, elevó esta valoración. La cuestión es que es éste, precisamente, el precio que exigía ahora el mercado. Según estas mismas fuentes, el Gobierno temía que los inversores ofrecieran poco más de 5.000 millones de euros, la valoración inicial que realizó el Ejecutivo y que ahora, sin embargo, rechaza.
El caso de Aena
Por otro lado, la anulación de Loterías arroja numerosas dudas acerca de la privatización paralela de Aena (gestor público aeroportuario), que se está llevando a cabo en estos momentos. La incertidumbre actual podría poner en riesgo la venta de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, sus principales activos. El Gobierno esparaba recaudar otros 7.000 u 8.000 millones de euros con la venta del 49% de esta sociedad -valorada en unos 16.000 millones-, según sus últimos cálculos.
Aunque Salgado ha querido dejar claro que la cancelación de Loterías no tiene nada que ver con la privatización de Aena, pues "son dos procesos distintos", algunos operadores señalan que si los inversores institucionales pedían rebajas por la joya de corona más difícil será colocar el 49% de la empresa aeroportuaria, valorada de forma mucho más fiel a la realidad de su balance ya que, hoy por hoy, es deficitaria y registra un elevado nivel de endeudamiento. Es decir, si no se ha colocado al precio estimado el "chollo" de Loterías, la venta de Aena se augura más complicada.
Más deuda pública
De este modo, por el momento, quedan en suspenso los cerca de 14.000 millones de euros extra que pensaba ingresar el Estado con ambas operaciones. Y el problema aquí es que la privatización parcial de las dos compañías públicas se concibió inicialmente con el objetivo de impulsar el saneamiento de las cuentas públicas. No en vano, la propia Salgado señalaba a finales de 2010 que la privatización de Loterías y Aena "permitirá reducir nuestra deuda". En concreto, con estos ingresos el Gobierno aspiraba a reducir un tercio la emisión de nueva deuda pública en 2011: el Tesoro pretendía emitir tan sólo 30.000 ó 31.000 millones de euros de nueva deuda este año frente a los 45.000 millones previstos inicialmente.
Dicho de otro modo, si finalmente se cancelan dichas ventas el Gobierno se verá obligado a endeuadarse más para poder financiar el déficit público de 2011.
El PP aplaude la anulación
Las privatizaciones de Loterías y Aena contaban con el rechazo explícito del PP desde su mismo inicio. El coordinador económico del PP, Cristóbal Montoro, exigió ayer detener el proceso de salida a Bolsa de LAE porque no se pueden hacer "privatizaciones en mitad de procesos electorales", máxime si suponen "malvender" el patrimonio del Estado con la pérdida de ingresos de recursos "recurrentes" en un momento en el que son imprescindibles para reducir el déficit público. "No es comprensible lo que está pasando", denunció.
De hecho, el dirigente popular no sólo reiteró su rechazo a esta operación sino también a la privatización parcial de Aena, advirtiendo de que el PP revisaría los "contenidos" y condiciones de ambas operaciones en caso de ganar las elecciones generales del próximo 20 de noviembre. "No vamos a permitir que un monopolio público acabe en manos de un monopolio privado", afirmó.
Tras la suspensión sorpresa de Loterías decretada ayer, Montoro ha vuelto a exigir este jueves que el Gobierno también paralice la privatización de los aeropuertos de Barajas (Madrid) y El Prat (Barcelona). "Es un mal momento de privatizar cuando, además, hay tres o cuatro casos en países europeos donde se ha postergado los procesos en aeropuertos, porque no tenía sentido", indicó.
Y nuevamente amenazó a los posibles inversores, advirtendo a quienes participen en la privatización de Aena que si el PP gana las elecciones podría cambiar las condiciones de una venta que, a su juicio, "no ofrece garantías". "No nos podemos fiar de procesos acelerados sin garantías y en condiciones de mercado".
En este sentido, aseguró que los mismos motivos esgrimidos por el Gobierno para paralizar la oferta pública de venta (OPV) de Loterías, la valoración del mercado, valen igualmente para el caso de los aeropuertos. "Una venta de este tipo con las Cortes cerradas es políticamente inadmisible", concluyó.