Hay gran parte de verdad en lo que dice, pero no del todo.
Desde luego, el trabajo mecánico repetitivo de las cadenas de montaje de hace un siglo tiende a desaparecer sustituido en gran medida por robots, si bien sigue habiendo operarios, unos controlando el robot y otros realizando tareas que no puede acometer el robot porque no son completamente mecánicas (por ejemplo, colocar las fundas de los asientos de un coche)
Pero no debe olvidar que sigue habiendo mucho trabajo manual y repetitivo en ámbitos más bien alejados de las cadenas de montaje, por ejemplo a la hora de la selección de frutos en una factoría hortofrutícola. Si bien una máquina puede realizar una selección del fruto por su calibre (mediante el paso por cedazos con agujeros de distintas medidas), todos hemos visto esa imagen donde una serie de operarios pulcramente vestidos con bata blanca, gorro, guantes y a veces mascarilla, se colocan a ambos lados de una cadena sin fin por la que van pasando -por ejemplo- fresas, cadena de la que van cogiendo a mano piezas que van colocando en barquillas a su lado.
De todos modos, coincido en que el sr. Rosa plantea las cosas al revés, ya que culpa a la sociedad moderna de degradar el trabajo hacia las cotas de esfuerzo y repetición mecánica que precisamente esta misma sociedad está contribuyendo a erradicar.
Además, estoy convencido de que el sr. Rosa, cuando acude al supermercado, espera encontrar barquillas de fresas cuidadosamente seleccionadas (a mano) en lugar de bolsas de fresas donde están revueltas piezas verdes y maduras, limpias y golpeadas, etc...
Curioso, ¿no?
Un saludo.
Me he pasado 40 años recorriendo fábricas y suscribo lo que ud. dice.
Lo que pasa es que mucha gente no lo ha pisado nunca y se asusta de ver que es un privilegiado burócrata y quedan puestos más duros.
Pero, en conjunto, la situación no es comparable. La tecnología y los métodos de trabajo han cambiado sustancialmente.
No resisto la tentación de mentar lo del estajanovismo. Lo que pasa es que morir en Rusia haciendo un canal para Stalin es glorioso.
Si los políticos supieran de la vida de los obreros, y de la dignidad y honradez de la mayoría, harían otras cosas y se les caería la cara de vergüenza.