El presidente del Banco Santander, Emilio Botín, ha asegurado este viernes que le parece "muy mal" que el Gobierno implante de nuevo el impuesto sobre el patrimonio, retirado en 2008. "Lo he dicho una vez y lo repito. Me parece que está muy mal que se vuelva a poner", ha enfatizado Botín, quien ha recalcado que esa es su opinión, informa EFE.
El presidente del Santander ha respondido así a preguntas de los periodistas tras presentar en la capital cántabra el futuro Centro de Arte Botín, una instalación que abrirá sus puertas en 2014 y supondrá una inversión de 62 millones de euros por parte de la Fundación Marcelino Botín que preside el banquero.
Las palabras de Botín llegan el mismo día en que el Consejo de Ministros ha aprobado la reinstauración del tributo. En su momento, el banquero ya había criticado la introducción de un impuesto que ya ha sido eliminado de toda Europa con la excepción de Francia, por su carácter penalizador sobre el ahorro. En realidad, el mismo presidente del Gobierno fue muy crítico con esta figura impositiva hace apenas dos años, cuando lo suspendió.
¿Quién lo paga?
Aunque desde el PSOE se ha asegurado que la implantación de este impuesto se persigue que las "grandes fortunas" contribuyan algo más en un momento de dificultades, lo cierto es que los ricos (los verdaderamente ricos) tienen numerosas opciones para eludir este tributo. Para empezar, cualquier persona realmente adinerada puede llevarse su dinero a otra parte. Si le gravan con el 2,5% en España, lo tiene tan fácil como domiciliar todos sus bienes en una cuenta en el extranjero.
Normalmente, cuando se habla del Impuesto del Patrimonio se piensa en las grandes fincas, coches, barcos o similar. Se puede pensar que, aunque se lleven el dinero a otro sitio, los ricos siempre tendrán que pagar por sus inmuebles y otras formas de riqueza. Tampoco es cierto. De hecho, ya era habitual antes de la supresión del IP hace un par de años que muchas grandes propiedades se adscribieran a las sociedades para. De esta manera, el dueño crea una empresa de la que es el único accionista y luego asocia ese bien a esa compañía. De esta manera, no se le puede cobrar porque en teoría la mansión no es suya, sino de la empresa.
Evidentemente, además de estos dos recursos (que son fáciles de imaginar), las grandes fortunas tienen innumerables opciones para no pagar este impuesto (Sicav, instrumentos de inversión, etc...) y mucho dinero con el que pagar a buenos asesores fiscales. Todo esto está vedado para el común de los mortales que simplemente ve como se grava todo aquello que ha adquirido con mucho esfuerzo a lo largo de su vida laboral. Y todo eso por no hablar de las distorsiones que genera el tributo en las decisiones de los ahorradores y los inversores (como explicamos en este artículo).