El 11 de marzo de este año, el gobierno de Galicia convocó una línea de subvenciones dirigida a entidades locales para estimular el uso del gallego en la vida oficial. En concreto, la convocatoria de ayudas con fondos públicos iba destinada a "a fomentar la prestación de un servicio lingüístico, mediante su creación, o el mantenimiento o reforzamiento de los existentes, o a promover la planificación y el desarrollo de programas de dinamización de la lengua gallega, en ayuntamientos o en agrupaciones de ayuntamientos con población igual o superior a los 3.000 habitantes".
A juicio del gobierno autonómico presidido por el popular Núñez Feijóo, en Galicia "Hay que poner los medios para que todo trabajador al servicio directo o indirecto de la Administración local o comarcal tenga una actitud favorable al empleo de la lengua propia de Galicia, conocimiento oral y escrito suficiente para que atienda en esa lengua al ciudadano que lo desee y que tenga también práctica habitual en la oferta positiva (sic). A tal fin, la Junta de Galicia estaba dispuesta a destinar en primera instancia 420.000 euros, sin perjuicio de que las disponibilidades presupuestarias u otras consideraciones de índole filosófico-lingüística hicieran necesario aumentar esa cantidad.
Pues bien, seis meses más tarde, la misma Junta de Galicia anula con otra orden publicada en el diario oficial de la autonomía dicha convocatoria de subvenciones. La razón no es política sino simplemente presupuestaria, dada la escasez de fondos públicos con que las comunidades autónomas cuentan hasta acabar el ejercicio.
No obstante, la culpa de que las entidades locales mayores de 3.000 habitantes dejen de trincar dinero público para seguir con la normalización lingüística en la administración, a juicio del texto de la orden, parece ser también de Zapatero, pues la supresión de esta línea de subvenciones se ha decretado "ante los posibles incumplimientos, por parte del Estado, de los compromisos de aportaciones de anticipo del fondo de cooperación previsto para 2011 en el sistema de financiación y en los ingresos de la comunidad".
Si en el futuro cambia el escenario económico, tiempo habrá de volver a repartir dinero público para normalizar lingüísticamente a los gallegos e, incluso, recuperando el terreno perdido a causa de la crisis.