Don Juan, parece mentira que con la experiencia que usted tiene, todavía se le ocurra pedir peras al olmo.
¡Marchandooo!. Otra de gambas.
Gracias, D. Juan. Como en tantas otras ocasiones he disfrutado de su magisterio, provocador de útiles reflexiones, estén acertadas o no. Al examinar la tabla con los IEPG, desconociendo las motivaciones y los cálculos de sus autores, y reivindicando, si no hubiera sido considerado, el papel de la Historia, no he podido evitar asociar el gradiente de naciones con su pasado y su presente -en el caso de Estados Unidos- como centros de grandes imperios -todos, aunque el de alguno pueda parecer remoto, hasta llegar al décimo: El Canadá-. Si mi impresión relacional es adecuada, somos, todavía, el noveno de la escala, porque fuimos -los que fueran- el imperio hegemónico en el orden mundial durante los siglos XVI y el XVII -en parte-, y también porque estamos próximos, y hasta ciero punto asociados, a los que nos sucedieron en el papel rector del orden mundial. De modo que los voceros de nuestras glorias imperiales durante el anterior régimen -tan denostados, hoy- no estarían muy desencaminados.
Con afecto y respeto.
Siempre he pensado lo mismo respecto a lo de que fuimos imperio, aquello aún tiene cola y más de un merluzo de los dirigentes actuales haría bien en marcarselo a fuego en las posaderas para no perder el tiempo con estupideces que nos mantienen fuera de la toma de decisiones, empezando por la escasa capacidad de nuestros dirigentes para ver y pensar más alla de sus narices...