La prima de riesgo vuelve a crecer mientras la bolsa se hunde ante el temor de contagio a España de la situación griega, la Comisión Europea dice que no vamos a cumplir los objetivos de déficit para 2011 y 2012 por culpa de las autonomías, Moody’s, que tampoco es que se entere de mucho, insiste en lo mismo; los organismos internacionales hablan de una nueva desaceleración de la economía mundial que en nuestro país tiene toda la pinta de una nueva recesión que dificulte aún más el ajuste presupuestario... Esta es la situación a que ha dado lugar el presidente del Gobierno con su insistencia en no adelantar las elecciones para que, por sus propios intereses de marketing político, se celebren el 20 de noviembre. Y lo peor todavía puede estar por venir, bien en forma de quiebra de Grecia, bien por la reestructuración de las carteras de los grandes inversores internacionales entre este mes y el próximo. Pero tampoco es cosa ya de lamentarse ni de seguir criticando a un Zapatero que es un verdadero desastre y que, afortunadamente, ya está políticamente amortizado, sino de pensar en cómo se puede evitar que los destrozos que está ocasionando la paralización en que ZP ha sumido al país vayan a más. Y quien debería empezar ya a actuar en este sentido es Rajoy, a quien las encuestas le dan como claro ganador en los próximos comicios; por su propio interés, porque los platos que se rompan ahora los tendrá que pagar él, y por el propio país.
Rajoy puede exhibir los ajustes drásticos que están iniciando las autonomías en las que gobierna el PP. Ahí están los recortes del gasto público en Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Baleares o Madrid y Rajoy debería mostrarlos no sólo como ejemplos de lo que hará su partido cuando llegue al poder a nivel nacional, sino también de lo que está haciendo ya para poner orden en la crisis fiscal de nuestro país. Y lo mismo cabe decir en relación con sus planes para el día en que asuma la presidencia del Gobierno, como esa reforma de la negociación colectiva de que hablan los populares, o como esas otras medidas que tienen en su cartera para empezar a crear empleo. El PP ya está haciendo todo esto como preparación para el día en que vuelva a asumir las riendas del Gobierno de este país y los españoles nos estamos enterando perfectamente de ello a través de los medios de comunicación. Sin embargo, esas noticias parecen no llegar más allá de nuestras fronteras, al menos en lo que a los mercados se refiere. Por ello, creo que ya es el momento de que Rajoy se dé un garbeo por la City y por Wall Street, se reúna allí con los grandes inversores internacionales y les explique con pelos y señales tanto sus planes como lo que ya está haciendo el partido allí donde gobierna. Por supuesto, eso no despejará dudas a muy corto plazo porque, por desgracia, todavía tenemos Zapatero para tres o cuatro meses más, pero, sin duda, ayudará a calmar a quienes tengan su vista puesta en el medio y largo plazo y a empezar a transmitir confianza en que, pese a lo difícil de la situación, el próximo Gobierno de este país tiene las recetas para empezar a enderezar las cosas y está dispuesto a aplicarlas cueste lo que cueste. Ya no es la hora de Zapatero, ya va siendo la de Rajoy.