Grecia está es una situación límite. El Gobierno de Atenas se quedará sin dinero para poder sufragar el pago de salarios y pensiones públicas a mediados de octubre en caso de no recibir el próximo tramo del primer rescate internacional a finales de este mes, por un valor próximo a los 8.000 millones de euros. De hecho, el Estado está ya congelando pagos ante la grave falta de liquidez que sufren sus finanzas.
La alerta saltó la semana pasada depsués de que Atenas reconociera que no va a poder cumplir con su compromiso de reducir el déficit hasta el 7,6% del PIB, tal y como había acordado con la UE y el FMI en mayo de 2010. Según el Gobierno, ello se debe a que la contracción de la economía para este año será mayor de lo esperado y rondará el 5% del PIB, frente al 3,8% previsto anteriormente.
Sin embargo, ya no hay tiempo para excusas. En un primer momento, Atenas se negó a aplicar nuevos recortes públicos para cumplir con el objetivo, lo cual provocó la ruptura de las negociaciones y la salida inmediata del país de los supervisores de la troika -Comisión Europea, BCE y FMI-. Pero el órdago griego parece no haber funcionado. La reacción de Alemania ha sido drástica. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió esta semana que la UE no abonará el próximo plazo del rescate si no se pone en marcha de forma inmediata nuevos ajustes, lo cual implicaría la quiebra del estado heleno y, muy posiblemente, su salida del euro.
La elevada tensión se ha trasladado en los últimos días al mercado financiero. La rentabilidad del bono heleno a 1 año ha llegado a superar el 90% y el de dos años el 55%. Asimismo, los credit default swaps (CDS) de Grecia a 5 años (coste de asegurar sus bonos soberanos en caso de impago) se han disparado este viernes 700 puntos básicos, hasta superar los 3.700. Todo ello indica que la probabilidad de quiebra de Grecia ronda ya el 95%.
Rumor sobre la quiebra griega
De hecho, un rumor ha recorrido como la pólvora el mercado este viernes: "Grecia podría quebrar este mismo fin de semana", según un correo electrónico de un operador difundido por la agencia Bloomberg. Esto, unido a la dimisión del consejero alemán del BCE Jürgen Stark por su rechazo a la compra de deuda española e italiana, ha hundido las bolsas europeas, cerrando con pérdidas superiores al 4%.
Las dudas sobre Grecia han llegado a tal punto que ni siquiera la banca helena confía en la supervivencia de su Estado a seis meses vista, ya que esta misma semana ha rechazado financiar al Gobierno. Grecia sufre enormes problemas de liquidez, y se ve obligado a refinanciar su deuda pública a muy corto plazo para poder pagar partidas básicas, tales como salarios o pensiones. El propio FMI admite que la banca helena se está mostrando muy renuente a aceptar bonos públicos del país a corto plazo, síntoma de que el Estado se encuentra al borde del colapso.
La situación es tan grave que el ultimátum lanzado por Alemania parece que ha hecho reaccionar a Atenas, retirando así el órdago lanzado a Bruselas la semana pasada. Y es que, aunque la UE negó el jueves las especulaciones acerca de una posible salida del euro de Grecia, la realidad es bien distinta. Altos funcionarios de la Comisión Europea sí están barajando seriamente esta opción en caso de que no cumpla sus compromisos presupuestarios.
Esta visión empieza a ser compartida por otros destacados socios de la Unión. Aunque todavía no representa una postura mayoritaria en Bruselas, algunos altos cargos ya no lo descartan. "Creo que la zona euro está al borde del colapso", señaló a Reuters un funcionario de elevado rango.
El ultimátum de Alemania
El primer ministro holandés, Mark Rutte, señaló el miércoles que la pertenencia de Grecia al euro no está garantizada, destacando que un Estado miembro puede abandonar el bloque si ignora sus obligaciones fiscales de forma reiterada y si rechaza ceder su soberanía a la nueva "disciplina" impuesta por el bloque comunitario, aunque se cuidó de no mencionar a ningún país.
Horst Seehofer, jefe de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), socio de Gobierno de Merkel, también sugirió que Grecia podría verse obligado a abandonar temporalmente la moneda común en una entrevista concedida al diario germano Bild. Además, señaló que numerosos diputados y ministros de Berlín han estado debatiendo esta posibilidad a puerta cerrada.
Si a ello se suma la advertencia explícita de Schäuble, negándose a abonar el siguiente tramo de ayuda, la posibilidad de que Grecia salga del euro es cada vez más real: sin rescate, suspenderá pagos y la consiguiente sequía del crédito obligaría a abondonar el euro y volver a un nuevo dracma (antigua moneda nacional). "Estamos cada vez más convencidos de que Grecia saldrá del euro", dijo Mark Burgess, jefe de inversiones de Threadneedle Investments. "La pregunta es si se hará de una manera coordinada, mediante una recapitalización bancaria y una inyección masiva de liquidez, o descoordinada".
La impaciencia crece por momentos y, ante esta perspectiva, Atenas ha decidido anunciar que acelerará los ajustes prometidos. El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, declaró el miércoles que Grecia va a acelerar las reformas estructurales y las privatizaciones con el objetivo de recaudar 5.000 millones de euros en lo que queda del año en curso.
Acelera el plan de recortes
Entre otras medidas, pondrá en marcha el plan para despedir a 150.000 funcionarios (el 20% de la plantilla del sector público) y la privaritación de empress y organismos estatales, aplicando a sus trabajadores recortes salariales de hasta el 40%. Atenas también ha anunciado que liberalizará las profesiones "cerradas", a las que es difícil acceder por la regulación interna, pese al descontento y las protestas anunciadas por los diversos sectores afectados, incluyendo taxistas, farmacéuticos y abogados, entre otros.
Bruselas quiere tomar los mandos
Esta medida fue bienvenida por la CE. Los supervisores internacionales regresarán a Atenas la próxima semana para restrablecer las negociaciones bilaterales. Sin embargo, tras más de un año de promesas incumplidas, es tal la desconfianza que la UE pretende ahora dirigir directamente la política económica del país.
Así, el eurocomisario de Energía, Günther Oettinger, propone enviar funcionarios de la Unión Europea a Grecia con el fin de ayudar a la administración helena a ejecutar las reformas necesarias para relanzar su economía. "Podrían trabajar sin hacer caso a las resistencias y acabar con los derroches. Quien reclama solidaridad de los demás estados debe estar dispuesto a ceder parte de sus responsabilidades por un tiempo", afirmó al rotativo Bild.
El eurocomisario alemán considera "un problema la administración con evidente bajo rendimiento de Grecia. Las autoridades no consiguen recaudar los impuestos pendientes ni vender las propiedades del Estado". Por ello, "lo mejor sería que funcionarios cualificados del resto de los países de la UE trabajen como asesores y ejecutores de la administración durante un largo plazo de tiempo en Grecia".