Grecia está nuevamente al borde del precipicio. La exigencia de garantías bilaterales por parte de Finlandia para participar en el segundo rescate heleno amenaza toda la estructura ideada hasta el momento por Bruselas para tratar de evitar el temido default (suspensión de pagos) de Atenas. El nuevo plan está valorado en 109.000 millones de euros de fondos públicos más otros 50.000 millones de acreedores del sector privado.
La agencia de calificación Moody´s ya advirtió que la reproducción de este tipo de pactos bilaterales podría retrasar la consecución del segundo rescate, elevando así el riesgo de quiebra desordenada para Grecia. Sin embargo, el problema es mucho más profundo.
El propio Fondo Monetario Internacional (FMI) se opone al acuerdo, ya que pone en peligro su habitual estatus de "acreedor privilegiado", una cláusula por la cual el Fondo siempre es el primero en cobrar los préstamos concedidos -el FMI también participa en el rescate heleno- por delante del resto de acreedores.
Pero es que, además, la imposición de garantías extra a un determinado acreedor implicaría por sí mismo un default. En concreto, podría generar un incumplimiento (impago) de 18.000 millones de euros en bonos griegos, equivalente al 7% del total emitido (286.000 millones). La razón estriba en que parte de los bonos de Atenas no se rigen por la legislación helena sino por la ley inglesa, que impone la igualdad de trato a todos los inversores.
La concesión de garantías extra a Finlandia rompería las reglas de juego, ya que Helsinki contaría con ventaja respecto al resto a la hora de cobrar, según los expertos de renta fija consultados por Bloomberg. El incumplimiento de estas condiciones sería entonces interpretado como un "evento de crédito", es decir, una quiebra pura y dura, algo que tratan de evitar por todos los medios las autoridades europeas.
La prima de riesgo se dispara
Por el momento, la incertidumbre que está generando la exigencia de colaterales se ha traducido en un nuevo aumento de la prima de riesgo de Grecia. La rentabilidad de los bonos a 10 años alcanzó el 18,5% -1.600 puntos de diferencia respecto al bono alemán de mismo plazo-, un nuevo récord en la era euro, mientras que la deuda a dos años superó el 44% de interés el miércoles.
Ante tal situación no es extrañar que Berlín insista en rechazar cualquier condición especial para Finlandia, puesto que iría en detrimento del resto de los socios de la eurozona. El portavoz del Gobierno, Steffen Siebert, hizo hincapié en que no puede haber un trato especial para uno de los países, sino una solución consensuada entre todos los socios para responder a los recelos finlandeses al rescate griego.
La decisión de Finlandia de pactar bilateralmente con Grecia unas garantías especiales para prestar más dinero a través del Fondo de rescate europeo (EFSF, en sus siglas en inglés) ha desatado críticas en varios socios de la eurozona -como Holanda, Austria, Eslovaquia y Eslovenia-, que reclaman el mismo trato para todos.
De hecho, la controversia alrededor de esas garantías especiales para Finlandia ha agudizado las disonancias en las filas de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel en torno a la reforma del Fondo europeo. La canciller rechazó el miércoles una propuesta presentada por su ministra de Asuntos Sociales y Trabajo, Ursula von der Leyen, a favor de usar las reservas de oro como garantía de los países endeudados que recurran al fondo.
Acuerdo bilateral
La cuestión es que, independientemente, del acuerdo que se alcance en torno a la aportación de garantías, la decisión deberá ser consensuada entre todos los socios. La cúpula de las máximas instituciones de la eurozona dará cuenta a los eurodiputados el próximo lunes del pacto bilateral negociado entre Grecia y Finlandia. En principio, dicho acuerdo bilateral prevé el depósito en efectivo del 20% de los 1.400 millones de euros extra -algo menos del 2% del total- que tiene que aportar al segundo rescate griego, para que genere intereses y sea invertido en activos de máxima calificación crediticia.
La eurozona discute posibles garantías alternativas que no sean en efectivo, tales como empresas helenas o incluso activos inmobiliarios. Finlandia se mostró favorable a dichos cambios, siempre y cuando exista algún tipo de garantías colaterales. No es la primera vez que ocurre algo así, ya que el rescate de Portugal (de 78.000 millones de euros) no fue aprobado hasta que Finlandia logró que se incluyera en el acuerdo el compromiso de Lisboa de garantizar la devolución de los préstamos mediante la venta de propiedades públicas, si fuera necesario.
Precisa de consenso
En este sentido, el portavoz comunitario para Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, rehusó comentar el asunto. "No tengo nada que añadir hoy. Las discusiones aún continúan en estos momentos sobre la pertinencia y la viabilidad técnica, legal y financiera de este tipo de acuerdos", señaló. Pero, sobre todo, insistió en que cualquier tipo de pacto debe contar con el apoyo no solo de Grecia y de Finlandia sino de todos los estados miembros de la zona del euro.