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Emilio J. González

Minar el terreno

Zapatero sigue con su política de tierra quemada para ponerle las cosas todavía más difíciles al próximo Ejecutivo que surja de las urnas.

El Gobierno está dispuesto a evitar como sea que le estalle en la cara la crisis de la deuda antes de las próximas elecciones generales, para lo cual no tiene el menor reparo en acudir a lo que sea con tal de evitarse el desastre, sin importarle lo más mínimo las consecuencias posteriores de sus decisiones, o importándole si éstas pueden suponer problemas adicionales para el PP si obtiene el triunfo en los próximos comicios y llega a formar Gobierno. En resumen, que Zapatero sigue con su política de tierra quemada para ponerle las cosas todavía más difíciles al próximo Ejecutivo que surja de las urnas. El último ejemplo: el adelanto en el pago del Impuesto de Sociedades que acaba de aprobar el Consejo de Ministros.

Con esta medida, el Gobierno pretende acelerar este año la recaudación fiscal y evitarse, con ello, más problemas de los que ya tiene con los mercados de deuda. Dicho de otra forma, para tener que emitir menos deuda de aquí a noviembre, el Ejecutivo socialista obligue a las empresas a ingresar antes en las arcas de Hacienda los pagos por tributos que tendrían que realizar en 2012. De esta forma, ZP tratará de maquillar tanto las cuentas públicas como su nefasta gestión de las mismas y pretenderá hacernos creer a todos, mercados incluidos, que hace cuanto está en su mano para cumplir con los objetivos que se ha marcado de déficit público. Pero lo que está haciendo en realidad es coger parte del dinero que tendría que entrar en las arcas de Hacienda el próximo ejercicio y utilizarlo para taponar parte de los agujeros presupuestarios de éste, ya que sigue negándose a aplicar medidas reales de recorte del gasto público. Con ello, y en un entorno de desaceleración de la economía española, que puede acabar en los próximos meses en una nueva recesión, le quita al próximo Ejecutivo parte de los ingresos con que debería contar planteándole, de esta forma, más y más problemas a la hora de reducir el desequilibrio en las cuentas públicas. Vamos, que lo que está haciendo es minarle al PP el terreno todo lo posible. Esta forma de actuar se califica por sí misma.

Además, al actuar de esta forma, el Gobierno le está planteando más problemas a las empresas, que necesitan ese dinero para poder seguir financiando sus actividades, a falta, como estamos, de crédito bancario. A Zapatero y su equipo, sin embargo, eso le importa un rábano. Para ellos lo importante es salvar la cara como sea y, si de paso, le dejan al PP una nueva bomba de relojería en marcha, mejor que mejor. Qué más da que ese adelanto de impuestos pueda suponer menos puestos de trabajo; qué importa si la mejor estrategia para resolver el problema de la deuda es recortar el gasto. A Zapatero lo único que le importa es maquillar las cifras económicas, sean cuales sean éstas, haciendo todo lo que pueda fastidiar al PP en la medida de lo posible. Así está dejando a este país, convertido en un páramo económico irreconocible.

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