Parecen confirmase los peores augurios. A lo largo de las últimas semanas, numerosos organismos y analistas han advertido sobre el riesgo de una nueva recaída a nivel global, tras constatar que las grandes economías se están desacelerando. Los últimos datos disponibles refuerzan esta amenaza.
El Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro y de la UE apenas avanzó un 0,2% en el segundo trimestre respecto al anterior, cuando creció un 0,8% -cuatro veces menos-, lastrado por el frenazo de Alemania (0,1%) y Francia (0%), según los datos publicados este martes por la oficina europea de estadística, Eurostat. En términos interanuales, el crecimiento se situó en el 1,7%, por debajo del 2,5% registrado en el primer trimestre del año.
Entre los países miembros de la eurozona cuyos datos estaban disponibles, aparte de la desaceleración registrada en Alemania y Francia, destaca también la caída del PIB holandés, que se sitúa en el 0,1% frente al 0,9% del primer trimestre, mientras que en España el crecimiento se modera hasta el 0,2%, tras el 0,3% de los tres primeros meses del año.
Sin embargo, el dato más relevante es el de Alemania. La locomotora europea prácticamente se estancó en el segundo trimestre (0,1%), lo cual es una sorpresa ya que las previsiones hacían esperar un aumento de al menos un 0,5% respecto al los tres primeros meses del año.
Los principales índices bursátiles europeos empezaron a cotizar en rojo tras conocerse este dato. Además, la Oficina Federal de Estadística (Destatis) corrigió a la baja el PIB en el primer trimestre, desde el 1,5% inicial hasta un 1,3%. Pese a ello, este organismo niega la posibilidad de una nueva recesión en la economía germana.
Sin embargo, la caída de la producción industrial aviva el temor de los inversores. La industria germana, principal motor de la zona euro, bajó un 0,8% intermensual en junio, frente al aumento esperado del 0,1%. Además, el avance del 1,2% registrado en mayo fue revisado a la baja, hasta el 1%.
La caída de la actividad en Alemania arrastró consigo a la producción industrial de la zona euro, que se redujo inesperadamente un 0,7% respecto al pasado mayo, cuando creció un 0,2%. La mayoría de analistas esperaban que la producción se mantuviera invariable en junio.
Todo ello indica una fuerte desaceleración económica en el seno de la Unión Monetaria. Y es que, el índice manufacturero compuesto de Francia y Alemania, las grandes potencias europeas, se ha desplomado en los últimos meses, tal y como muestra el siguiente gráfico. Este indicador refleja síntomas de contracción económica cuando desciende por debajo de 50 puntos básicos.
La situación en EEUU no es mucho mejor. La propia Reserva Federal (FED) constató la ausencia de recuperación económica, abriendo así la puerta a una nueva ronda de estímulos monetarios (compra de activos) para mantener bajos los tipos de interés a largo plazo.
Aunque la economía estadounidense logró avanzar un 0,3% en el segundo trimestre respecto al primero, los analistas centran su atención en otros indicadores. Es el caso de la confianza del consumidor: el índice elaborado por Reuters y la Universidad de Michigan cayó en agosto hasta su nivel más bajo desde mayo de 1980; en concreto, descendió hasta los 54,9 puntos básicos, frente a los 63,7 de julio. La confianza del consumidor y el PIB muestran una elevada correlación desde hace 40 años, tal y como muestra el siguiente gráfico.
De hecho, tal y como alerta el afamado analista Barry Ritholtz, el índice de confianza que elabora ABC News muestra un desplome incluso mayor, próximo a los 43 puntos, lo cual indicaría ya "una profunda recesión", asevera.
Aún así, la buena noticia es que la producción industrial de EEUU registró en julio un crecimiento del 0,9%, lo que supone más del doble que el 0,4% observado el mes anterior y el mejor dato en lo que va de 2011, según informó la Reserva Federal. En términos interanuales, la producción industrial estadounidense registró un aumento del 3,7%.
Por otro lado, la contracción que vive Japón, la desaceleración de las economías emergentes y los síntomas de recesión en economías netamente exportadoras como Hong Kong terminan por configurar el creciente riesgo de recesión global que atenaza nuevamente a los inversores. Así, el economista Kevin Lai, de Daiwa Capital Markets, avanza que el PIB de Hong Kong se contraerá un 0,5% en el segundo trimestre. "La demanda mundial es muy débil y creemos que EEUU y Europa sufrirán una fuerte desaceleración o un crecimiento cercano a cero el próximo año. Una recesión es una realidad para Hong Kong".
Por último, los avisos de alarma lanzados en los últimos días por los grandes organismos internacionales, tales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, acerca de una nueva recaída tampoco auguran nada bueno. Ante tal situación, ya empiezan a surgir las primeras voces de reputados economistas abogando por la aplicación de más medidas de estímulo para evitar una nueva recesión.
Y el guante ya está siendo recogido por los políticos: la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, acaba de recomendar la implantación de un enfoque dual para afrontar este riesgo, consistente en alcanzar la consolidación fiscal a medio plazo mientras se respalda el crecimiento y la creación de empleo a corto plazo mediante más gasto público, según los países afectados.