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La irrelevancia exterior del Gobierno agudiza la crisis

El PSOE admite que la crisis anula sus expectativas de recuperación electoral y elogia la actitud responsable de Rajoy. Rubalcaba, en silencio.

El presidente del PP, Mariano Rajoy, no está dispuesto a hacer oposición con la prima de riesgo y las dificultades financieras y bursátiles de España. Tras haber conversado de nuevo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el candidato popular a la presidencia mantiene el perfil bajo en las intervenciones, si bien ha matizado que además de la situación internacional, los problemas de España proceden de las decisiones económicas erróneas adoptadas por el Gobierno.

Rajoy ha intentado lanzar un mensaje de cohesión, unidad y confianza, en la línea de la demanda del Rey, quien también se ha visto obligado a intervenir en una crisis que, sin embargo, parece no concernir a destacados miembros del Gobierno Zapatero, como la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, o la mismísima titular de Economía y vicepresidenta, Elena Salgado. El rostro visible de la economía nacional no ha aparecido ante los medios desde la semana pasada. En Moncloa afirman que mantiene un contacto permanente con Zapatero y que está al frente del "gabinete" de emergencia que se ha improvisado con los pocos asesores y altos cargos que o bien no se habían ido de vacaciones o que ante la tesitura han decidido regresar a Madrid.

Pese al tono y aire de responsabilidad del líder del PP, en el partido conservador se subraya que la irrelevancia internacional del Gobierno de Zapatero no ayuda a movilizar a la Unión Europea ante el acoso de los mercados sobre la credibilidad de España. Ahora se está pagando la factura de los soliloquios de Zapatero en las cumbres de la UE. Los extraños alineamientos internacionales de Zapatero de poco sirven ahora ante una tormenta económica que no da signos precisamente de remitir.

El Gobierno está atado de pies y manos y la presencia de Zapatero en Madrid es de carácter testimonial, admiten tanto en el PSOE como en la Moncloa. No hay a quien llamar ni a quién acudir fuera de los interlocutores nacionales, banqueros, empresarios y políticos. Los primeros se han aliviado de salir en apoyo de un Gobierno amortizado, pero al que aún le quedan por delante cuatro meses de gestión en punto muerto. En el PP, por su parte, se trabaja sin descanso en la elaboración de las medidas que se deberán aplicar nada más tomar posesión de los ministerios económicos. Como ya ha avanzado Libertad Digital, un fuerte recorte en las subvenciones que reciben las formaciones políticas, los sindicatos y las organizaciones empresariales será la primera de una serie de acciones tendentes a reflotar las finanzas públicas y generar confianza en la capacidad administrativa para contener el gasto y alcanzar los objetivos de déficit indispensables para alejar a España del fantasma de la intervención.

La actitud de Rajoy, cuya responsabilidad se elogia hasta en el PSOE, contrasta con el silencio de Rubalcaba respecto a la crisis de la deuda. Los socialistas admiten incluso que las llamadas de Zapatero al líder de la oposición intentan ser una puesta en escena del comienzo del traspaso de poderes que aplaque la acometida de los mercados contra la posición española.

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