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La subasta del jueves, una nueva prueba de fuego para la deuda pública española

El Tesoro prevé colocar entre 2.500 y 3.000 millones en letras a tres años. Las últimas emisiones tuvieron que ofrecer altas rentabilidades.

La deuda pública española se enfrentará este jueves a uno de sus momentos más complicados. La subasta de letras del Tesoro a tres años pondrá a prueba la confianza del mercado en la capacidad del Estado española de hacer frente a sus compromisos.

Hasta ahora, las emisiones se han saldado con un relativo éxito: por un lado se ha logrado captar el capital buscado; por otro, se ha tenido que ofrecer a los inversores una rentabilidad altísima. Pero nunca el Gobierno se había enfrentado a un examen con la prima de riesgo rozando los 400 puntos. Un fracaso en esta cita podría desencadenar un efecto dominó de imprevisibles consecuencias.

La volatilidad del mercado podría afectar, según los analistas, a la subasta de bonos a tres años que tiene previsto celebrar el Tesoro español el próximo 4 de agosto, con la que espera recaudar entre 2.500 y 3.500 millones de euros.

Prima de riesgo y subastas

En realidad, la prima de riesgo no establece de forma directa el interés que paga el Gobierno español por su deuda. Es un indicador que se calcula en el mercado secundario. El vendedor de los bonos no es el Tesoro, sino un inversor que compró estos activos con anterioridad y que ahora desea deshacerse de los mismos.

La prima de riesgo simplemente establece la diferencia entre lo que piden los compradores de los bonos alemanes y los de los españoles. Por ejemplo, si la deuda española cotiza en el mercado secundario a 6,4% y la alemana al 2,4%, esto quiere decir que la prima de riesgo es de 400 puntos básicos. En términos prácticos lo que quiere decir es que el que compra un bono alemán a diez años exige que este activo le proporcione una rentabilidad del 2,4% para comprarlo; mientras que el que compra un bono español pide un 6,4%.

Esta diferencia la establece el mercado (los inversores) en base a la fiabilidad de un país. Como se fían menos de Madrid que de Berlín, exigen mucha más rentabilidad para comprar aquella deuda a otros inversores.

Las subastas del Tesoro son otra cuestión. En estas citas, es el Gobierno el que pone en circulación sus obligaciones. Los inversores acuden y compran directamente al emisor (es el mercado primario). Sin embargo, en la práctica, los intereses pagados en esta subasta serán muy similares a los marcados en los mercados secundarios. Es lo más lógico: si alguien quiere comprar deuda a tres años y en el mercado secundario se ofertan a una cantidad diferente a lo que ofrece el Tesoro en la subasta, acudirá allí donde obtenga más rentabilidad.

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