Sin remedio, sin norte, con el oremus perdido está el Gobierno de la nación y, por ende, buena parte de lo que queda de España. Entretanto, el Ejecutivo de Zapatero está preparando la última operación de maquillaje de cifras; pretenden evitar que Rubalcaba concurra a las elecciones con cinco millones de parados como cifra estrella. Así, para no salir tan feos en la foto, están maquinando un plan de formación para los desempleados, que les posibilite sacar de las largas listas a un buen número de personas.
Se trata justo de lo opuesto de lo que hace falta. Si un elevado número de desempleados encontrase empleo, disminuiría el gasto público en forma de prestaciones o subsidios de desempleo y aumentaría el ingreso público vía impuestos. Por el contrario, con la formulita que se le ha ocurrido a Valeriano, veremos aumentar el gasto público, ya que pretende pagar 400 euros al mes a todos aquellos parados menores de treinta años que decidan formarse. En otras palabras, como estos jóvenes no se formaron en su día, vamos a ver si pagándoles logramos que se formen ahora.
Vuelven a incidir en el error de siempre. Nuestros jóvenes, en su mayoría, no tienen la culpa de los Gobiernos que les ha tocado soportar. Cuando el Gobierno progre decidió suprimir el contrato de aprendizaje, so capa del argumento marxista de la explotación empresarial de la mano de obra barata, se cargó una vía natural de inserción laboral. Y ahora pretenden recuperarlo. Durante los últimos cinco años han visto cómo se ha ido deteriorando el mercado laboral sin pestañear y ha sido la cifra de más de 6.000.000 de demandantes de empleo en el pasado mes de junio lo que por fin ha llevado a los chicos de ZP a buscar cómo reducir este número.
No creo que se vaya a crear mucho empleo con la solución planteada. El problema del paro en España no es sólo de formación; es un problema mucho más profundo y atañe a la estructura productiva. Nos hemos ido quedando sin industria de relevancia en demasiados sectores. Mientras esto ha sucedido, ni Chaves, ni Corbacho, ni Gómez, ni nadie de sus correligionarios en el Gobierno ha adoptado una medida sensata. A estas alturas, lo único que se les ocurre en su fatuidad es aligerar las listas. Es decir, si no podemos crear empleo, al menos que no se note. Se me antoja harto complicado pensar que esto tiene remedio.