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José García Domínguez

El póquer del mentiroso

Huelga decir que nadie se cree ni una coma de las cuentas que sus muy honorables antecesores firmaron y rubricaron bajo palabra de honor. Ya se sabe, cosas de un país de caballeros donde rige reverencial temor al incumplimiento de las leyes.

Acaso por primera vez en su historia, la reunión de hoy del Consejo de Política Fiscal y Financiera va a desenvolverse con arreglo a un principio exquisitamente democrático. Y es que todos sus integrantes, igual el Gobierno que las comunidades autónomas, compartirán idéntico grado de ignorancia sobre el volumen cierto de la deuda regional. La más absoluta de las inopias los equiparará, demoliendo cualquier jerarquía. Tal que así, la vicepresidenta Salgado desconoce a estas horas cuál haya de ser el déficit exacto de, pongamos por caso, Castilla-La Mancha. Ignoto arcano cuya efectiva cuantía aún supone un misterio para la misma Cospedal. Por algo, aquella estupefaciente naturalidad con que los ganadores de las elecciones de mayo anunciaron urbi et orbi la realización de auditorías a fin de esclarecer el enigma.

Huelga decir que nadie se cree ni una coma de las cuentas que sus muy honorables antecesores firmaron y rubricaron bajo palabra de honor. Ya se sabe, cosas de un país de caballeros donde rige reverencial temor al incumplimiento de las leyes. Por cierto, ¿cabría mayor prueba de la efectiva inanidad de cuantos órganos de control financiero fueron reformados en su momento, empezando por la Intervención General del Estado y acabando por el Tribunal de Cuentas? Aunque no vaya por ello a inferirse que el sistema no funciona. Al contrario, funciona con eficacia admirable. Repárese sin ir más lejos en ese tribunal que se dice de cuentas. Su peligro potencial ha sido neutralizado con pericia en verdad notable.

Primero, hurtándole recursos humanos y materiales para que le deviniera imposible cumplir su misión con alguna diligencia. De ahí que sus informes, en el mejor de los casos, se demoren un lustro. Y luego, politizando hasta lo grotesco su composición. Al punto de cualquier perito en lunas puede formar parte de él. Razón de que el carné de un partido, ora el del PP, ora el del PSOE, sea la única acreditación profesional que se reclama a los "magistrados" que lo integran. Garantizar la impunidad de las diecisiete islas griegas era –es– la genuina tarea que le impuso el Gobierno. Y ha cumplido el empeño con creces. ¿De qué otro modo si no podríamos haber llegado a un colapso como el que nos ocupa?

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