La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, acordaron este miércoles una línea conjunta para el rescate a Grecia, en una maratoniana reunión in extremis a la que se incorporó, por sorpresa, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet.
Tras seis horas de reunión en la Cancillería, y en medio de fuertes presiones tanto del BCE como del Fondo Monetario Internacional (FMI) para allanar el camino al rescate, los líderes del eje París-Berlín se retiraron dispuestos a presentarse este jueves en Bruselas con el teórico embrión del acuerdo a plantear ante los 17 líderes de la eurozona.
Según el portavoz del gobierno de Merkel, Steffen Seibert, ambos líderes están determinados a aprobar el rescate y su plan ha sido abordado tanto por Trichet como por el presidente de la Consejo Europeo, Herman van Rompuy, este último en conversación telefónica. La incorporación del presidente del BCE en el tramo final del encuentro era interpretada en Berlín como la señal definitiva que precisaba la cumbre del jueves para impulsar un acuerdo final por el que tanto han presionado estos días tanto Trichet como el FMI.
Seibert no avanzó contenidos sobre lo abordado en la cancillería, pero al parecer Merkel defendió hasta el final la propuesta de Berlín de implicar a los acreedores privados -banca y aseguradores- en el rescate. Hasta ahora, Trichet había rechazado tanto una reestructuración de la deuda griega como la intención de Berlín de implicar a los acreedores privados de Grecia, por el temor a que se interprete como una suspensión de pagos light.
Alemania ha insistido en el mantenimiento de esa aportación, a lo que la parte francesa se ha mostrado dispuesta a acceder, a falta de que se concrete el grado y fórmula en que se concretará.
La advertencia
La reunión in extremis en Berlín fue convocada tras una conversación telefónica del martes entre Merkel y Sarkozy y en pleno revuelo por la advertencia de la canciller de que no debían esperarse "resultados espectaculares" de la cumbre del jueves ya que la crisis griega no se diluirá de la noche a la mañana.
Merkel, a quien desde que estallara la crisis de la deuda se ha reprochado no haber actuado con la celeridad debida, frenó durante días la convocatoria de la cumbre con el argumento de que no tenía sentido hacerla si no era para presentar resultados. Sobre la cita en la cancillería planeaba, además, la sombra de nuevos teóricos reproches de París contra Berlín, difundidos el miércoles por el semanario francés Le Canard Enchainé, según el cual Sarkozy habría atribuido a Alemania actuar con "egoísmo criminal" ante la crisis griega.
La conversación telefónica con Sarkozy no fue la única de Merkel, sino que también abordó por esa vía la crisis de la deuda -europea y estadounidense- con el presidente Barack Obama. "Todos compartimos el objetivo de (Jose Manuel Durao) Barroso de lograr un acuerdo contando con la buena voluntad de todos", avanzó, antes de abrirse la reunión, el portavoz Seibert, haciéndose eco del último llamamiento del presidente de la Comisión Europea (CE).
Seis horas de reunión
Con todo ese telón de fondo, Sarkozy llegó a la Cancillería poco después de las 17.30 horas para una reunión que se prolongó seis horas y tras la que el presidente francés y la canciller alemana partirán juntos directamente a Bruselas. El propósito era, de un lado, escenificar la vitalidad del eje franco-alemán como tradicional motor de consensos en la UE, y, sobre todo, desatascar un rescate sobre el que pesan advertencias de contagio desde los países periféricos al centro de la eurozona, según informa Efe.
En medios alemanes se apuntaba el miércoles, a falta de resultados de la reunión, que la fórmula de consenso será una combinatoria que asuma puntos de varias propuestas. Varias voces desde Bruselas y Berlín han abogado por una "flexibilización del rescate".
Los modelos que se habían manejado hasta ahora iban de la reestructuración al recorte o condonación parcial -a las que se opone frontalmente el BCE-, al establecimiento de los eurobonos -que rechaza Berlín- o la recompra de bonos en el mercado secundario con aportes del Fondo Europeo de Rescate (FEEF). Los Cinco Sabios -el consejo asesor del gobierno- apostaron por su parte por un "Plan B" para evitar "el hundimiento de la eurozona" y presentaron una iniciativa que comprendería el recorte del 50 por ciento de las obligaciones pendientes de Grecia, acompañado de una recompra de bonos, con el aporte del FEEF.
En las últimas horas había, asimismo, cobrado fuerza la opción de implantar una tasa europea a los bancos. De aprobarse, la tasa afectaría tanto a la gran banca como a las cajas de ahorro regionales, con independencia de si poseen o no deuda griega.