La Casa Blanca negó este jueves que haya acuerdo sobre la elevación del tope de deuda que permita evitar la suspensión de pagos en EEUU y señaló que "no hay progreso" que anunciar de momento, pese a que las conversaciones continúan.
"Lo cierto es que no hay progreso sobre el que informar, no estamos cerca de un acuerdo, pero continuamos trabajando en conseguir el paquete de reducción del déficit más significativo posible", dijo Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, en su rueda de prensa diaria.
Carney desmentía así los rumores de pacto entre demócratas y republicanos del que hablaban algunos medios estadounidenses, que supondría la subida del tope de endeudamiento de EEUU, fijado actualmente en 14,29 billones de dólares.
De no aprobarse en el Congreso antes del 2 de agosto la elevación del techo de deuda, el Tesoro ha indicado que en esa fecha se quedará sin fondos para hacer frente a sus pagos y se pondría en riesgo la solvencia crediticia de EEUU.
Aunque no anunció nuevos encuentros por parte del presidente estadounidense, Barack Obama, con los líderes republicanos y demócratas para hoy, el portavoz de la Casa Blanca indicó que la "situación es fluida" y hay "comunicación diaria".
El presidente volvió a recibir a los líderes congresistas republicanos y demócratas ayer en un nuevo día de apretadas negociaciones que la Casa Blanca calificó de "constructivas y útiles", sin ofrecer más precisiones.
Uno de los participantes en estas reuniones, el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, reiteró hoy que "el Congreso debe actuar antes del 2 de agosto", y que espera que estén "listos para ello".
Destacó, además, "la importancia de mantener las líneas de comunicación abiertas" con Obama y los demócratas.
No obstante, remarcó la oposición frontal del partido republicano a cualquier acuerdo para elevar el tope deuda que lleve asociado un plan de reducción de déficit en el que se incluya la subida de impuestos.
"Tenemos dos problemas. Tenemos un tope de deuda que tiene que ser elevado, y si no controlamos el tamaño de nuestra deuda, nuestra solvencia crediticia va a ser rebajada", explicó Boehner en rueda de prensa desde el Capitolio.
"Si eso ocurre, todos los tipos de interés en EEUU subirán. Es importante que actuemos en ambos frentes, si queremos ser serios acerca de poner en marcha de nuevo nuestra economía y crear empleo", agregó.
Las posturas se habían acercado ligeramente a comienzos de semana tras la presentación del plan del llamado "Grupo de los Seis", liderado por tres senadores republicanos y tres demócratas, que incluía ciertos sacrificios por ambas partes.
La propuesta, que consiguió el rápido respaldo de algunos senadores y del propio presidente Obama, apuntaba a una reducción de 3,7 billones de dólares en la próxima década, mediante la combinación de agresivos recortes en el gasto público y una reforma fiscal que generaría un cierto aumento de los ingresos federales.
Sin embargo, Boehner no se mostró seguro de que esa propuesta pueda ser aprobada por la Cámara de Representantes. "Francamente, creo que sería irresponsable, del lado del Congreso y el presidente, no considerar planes de reserva para solucionar este problema", indicó.
El presidente de la Cámara de Representantes hacía así un guiño, al llamado plan B "McConnell-Reid", de una escala más pequeña (1,5 billones de dólares) que daría Obama poderes especiales para elevar el techo de deuda bajo su exclusiva responsabilidad.
Esta propuesta prorrogaría el debate y obligaría a que fuesen discutidos en diversas sesiones durante los próximos meses en el Congreso los planes específicos para la reducción de déficit.
Aunque Obama ha considerado está opción como la "menos atractiva", la Casa Blanca reconoció ayer por primera vez que estaría abierta a un acuerdo a "corto plazo" si va asociado a un paquete de reducción del déficit "amplio".