El ministro de fomento, José Blanco, ha confirmado a los miembros del consorcio español que han ganado el tan esperado concurso del AVE a La Meca, la decisión ya es oficial, según informa el diario el Economista.
Este consorcio los forman una docena de empresas, entre las que figuran OHL, Cobra (ACS), Renfe, Adif, Copasa, Dimetronic, Indra y Talgo. Esta última sería la encargada de suministrar los trenes que circularían por el corredor.
El proyecto está valorado en casi 7.000 millones de euros y aunque aún faltan por confirmar los últimos detalles, el Gobierno ya ha recibido una carta de intenciones del Gobierno de Arabia Saudí en el que comunica su intención de adjudicar al grupo español el contrato.
Este contrato incluye desde la construcción de la plataforma de la línea, de unos 450 kilómetros de longitud, hasta la instalación de su superestructura (sistemas de señalización, electrificación, telecomunicaciones y seguridad), además del suministro de los trenes AVE y el posterior mantenimiento del corredor.
Con la adjudicación se pondría fin al proceso de concurso público que lanzó hace unos años el Gobierno saudí, y por el que se interesaron consorcios empresariales de todo el mundo, de entre los que se seleccionaron dos finalistas, uno español y otro francés.
Francia pierde la batalla
Francia lo ha intentado todo para conseguir ganar el concurso. Alston y el operador ferroviario público francés SNCF no han podido competir con la oferta española debido a que la propuesta nacional incluía la oferta económica un 20% más barata y el mejor desarrollo tecnológico, sobre todo en el caso del tren, que será una adaptación del Talgo Bombardier S-112 para el desierto.
El tren que presentaba el proyecto galo es el TGV Atlantique, un convoy de alta velocidad, pero con una gran desventaja competitiva frente a la oferta española: sus más de dos décadas de servicio que le convierten en una propuesta tecnológicamente más antigua
Pero el nuevo "tren bala del desierto" no tiene un camino fácil hasta su puesta en marcha. Ningún AVE español se ha enfrentado nunca a los problemas que ocasiona el constante golpeo de la arena del desierto y a los bruscos cambios de temperatura que se dan el la zona. Por ello tendrá que asumir un fuerte reto tecnológico.