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Choque de trenes: Merkel y Trichet se enfrentan por el rescate a Grecia

El Gobierno alemán presiona para elevar el nivel de exigencia a Grecia; el BCE quiere asegurar una solución de compromiso.

Los líderes de la Eurozona ya velan armas ante lo que puede ser una de las más duras batallas de la historia de la UE. El jueves hay convocada en Bruselas una Cumbre que se antoja decisiva para el futuro de la moneda única. Sobre la mesa, la inevitable quiebra de Grecia y las posibles soluciones (salida del euro, refinanciación, plan de ajuste,...). Los contendientes, Angela Merkel y Jean-Claude Trichet, con Nicolás Sarkozy y José Luis Rodríguez Zapatero a la expectativa. El ganador es una incógnita.

La guerra desatada en la UE por el rescate heleno sigue sin tener un claro vencedor, pero las escaramuzas se suceden. En las últimas horas, Jean-Claude Trichet (presidente del Banco Central Europeo) y Angela Merkel se han lanzado mensajes cruzados a través de los medios de comunicación. Cada uno quiere dar una imagen de firmeza ante la reunión del jueves. Alemania, incluso, amenaza con boicotear la Cumbre si no hay un plan claro, creíble y preciso de rescate a Grecia. Con esta situación, muchos temen que no sea posible evitar un choque de trenes entre las dos personas más poderosas de la Eurozona.

440.000 millones

La cifra clave alrededor de la que giran todas las discusiones son los 440.000 millones que debe Grecia. Si se asume (algo que ya casi todo el mundo ha hecho) que no podrá pagarlos, hay que decidir lo que se hace. Merkel tiene dos objetivos ante la Cumbre, por una parte, obligar a los bancos europeos a aceptar pérdidas en sus activos. Esto quiere decir que aquellos que tengan bonos helenos acepten que no cobrarán todo. Por eso, este domingo, en una entrevista en la televisión pública alemana, aseguró que "cuanto más contribuya el sector privado, menos probable será que sea necesario tomar más medidas".

Pero además de esta presión sobre el sistema financiero para que acepte lo inevitable, Merkel sabe que tendrá que poner dinero para evitar el colapso de Atenas. En los últimos días, gana posiciones la posibilidad de que los socios de la UE recompren o avalen el total de la deuda griega (esos 440.000 millones o lo que quede, tras el plan de quitas "voluntarias"). De esta manera, los acreedores antiguos cobrarían casi todo lo que se les debe y el Estado heleno pasaría a tener un único acreedor nuevo: el Fondo de Rescate de la UE (que es como decir el resto de sus socios). Con este paso, se conseguiría reducir el interés que paga Grecia por su deuda, lo que llevaría, a su vez, a que fuera más fácil para este país equilibrar sus presupuestos.

Evidentemente, Alemania sólo aceptará esta alternativa a cambio de que Atenas acceda a un nuevo plan de ajuste. Esto es algo políticamente muy complicado de aprobar, porque las imágenes de las últimas huelgas de Atenas todavía están frescas. Pero Merkel ya ha lanzado su órdago y ha dejado claro que no acudirá a la reunión del jueves si no hay un acuerdo previo que satisfaga sus intereses.

De hecho, su propio portavoz, Steffen Seibert, ha salido este lunes ante la prensa y ha afirmado que el Gobierno alemán está trabajando "con todas sus fuerzas" en el rescate griego y confía en alcanzar una solución en la cumbre extraordinaria del jueves, aunque advierte de que aún así no se disipará "para siempre" la crisis de la deuda. Seibert insistió en que la postura alemana respecto a la participación "sustancial" de los acreedores privados de Grecia en el rescate "no ha cambiado" y que Berlín sigue defendiendo esta fórmula.

"La cumbre prevista para el jueves estará centrada en el nuevo paquete para Grecia. En ello vamos a concentrar todos los esfuerzos", enfatizó el portavoz, que rehuyó detallar las variantes que se están estudiando con el argumento de que ese no es tema para abordar públicamente.

Trichet: habrá que rescatar a los bancos

Sin embargo, el contraataque de Jean-Claude Trichet no se ha hecho esperar. En una entrevista para la versión alemana del Financial Times, el presidente del BCE ha dejado claro que este organismo "no aceptará" deuda griega "como colateral si el país quiebra". Esto supondría la caída inmediata del sistema financiero heleno, que no podría obtener financiación del BCE, pues no tendría activos que ofrecer como garantía. Si Trichet cumple con su amenaza los estados podrían conseguir el efecto contrario al que buscan.

Por eso, Trichet asegura que si se acomete un plan como el propuesto como Alemania, habrá que tener otro previsto para rescatar a los bancos griegos, con el riesgo asociado de contagio al resto del sistema financiero europeo. Por eso, el banquero francés ha alertado de que los Gobiernos tendrán que tener mucho cuidado y hacer las cosas bien si quieren que no se desate el pánico entre los inversores. Es un mensaje directo a Angela Merkel que podría traducirse en "si te pones muy estricta, puede que Grecia no sea la única en caer y es impredecible saber hasta donde llegará el efecto contagio".

Francia: a la expectativa

Mientras, el tercer gran actor en la escena, el Gobierno francés, permanece a la expectativa. En principio, su posición es más cercana a la del BCE. De hecho, su ministra de Finanzas, Valérie Pécresse, aseguraba que esperan que "se adopte un plan" esta misma semana, presionando de esta forma a Angela Merkel, que parece ser la que menos prisa tiene por acudir a la cumbre bruselense. Eso sí, Pécresse no ha querido enfrentarse directamente con Merkel y ha dicho que las declaraciones de Merkel apuntan en la misma dirección, puesto que lo único que había pedido la canciller alemana era un "plan concreto" para este jueves.

El problema de Nicolás Sarkozy es que no tendrá las manos libres para actuar, porque la oposición francesa ya ha anunciado que dará la batalla para limitar las exigencias hacia Grecia. Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista de Francia y posible rival en las próximas presidenciales, ya ha alertado de un "posible riesgo de explosión" del euro y ha pedido que la eurozona sea capaz de "defender a Grecia". Su retórica pidiendo que los gobiernos afirmen su supremacía "sobre los mercados" recortará la capacidad de acción de un presidente que, por otro lado, siempre ha sido más favorable a una solución política (aunque eso suponga cargar un nuevo coste en las espaldas de los contribuyentes).

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