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Emilio J. González

Crisis política y prima de riesgo

No es de extrañar que los mercados nos castiguen un día sí y otro también, y más aún cuando observan que Zapatero ni gobierna ni se quiere ir. Este es el verdadero problema con nuestra prima de riesgo

 

Este lunes, los mercados han vuelto a darnos un nuevo disgusto, con una nueva y drástica subida de la prima de riesgo. En principio, esto no debería de haber sucedido, habida cuenta de que los resultados de los test de estrés de la banca europea que se conocieron el pasado viernes, a última hora de la tarde, fueron razonablemente buenos para el sector financiero español. Sin embargo, la semana ha comenzado con un nuevo susto. ¿Qué es lo que sucede? Pues muy sencillo, que estamos en una situación de crisis económica y crisis política muy parecida a la que, en 1995, provocó el adelanto de las elecciones y la caída de Felipe González.

Lo que les preocupa a los mercados es que la economía española va a la deriva y este Gobierno ya no tiene la capacidad de volver a coger el timón para enderezar el rumbo. La economía marcha peor de lo previsto y las cosas se van a poner aún más negras después del verano. Las cuentas públicas, como es lógico, se ven influidas por este panorama y muy probablemente no se van a poder cumplir los objetivos de déficit marcados por el Ejecutivo. Además, ahora se conoce que en muchas administraciones territoriales había ingentes cantidades de facturas sin contabilizar en los cajones, con lo que se desconoce la verdadera magnitud del déficit público. Todo esto exige medidas correctoras tan duras como drásticas. Sin embargo, el Ejecutivo de Zapatero ni es capaz de tomarlas, ni deja que otros lo hagan.

Zapatero ya no tiene capacidad de decisión sobre las reformas que necesita la economía, porque tiene que pactarlas con Rubalcaba. Y lo que quiere Rubalcaba es que ZP convoque elecciones cuanto antes y se marche a su casa, a lo cual el presidente se niega. Por ello, al presidente ahora no se le ha ocurrido nada mejor que pedir solidaridad a Merkel y, después, enfrentarse con ella porque, en buena lógica, Merkel dice que el contribuyente alemán no tiene por qué pagar los desastres ocasionados por el Gobierno español. Así las cosas, la economía está pidiendo a gritos medidas de ajuste. Pero nadie las toma y los mercados se ponen muy nerviosos pensando que aquí se puede repetir la situación de Grecia, corregida y aumentada.

Es más, Zapatero ya se ha olvidado de sus compromisos con los mercados, como el de aprobar la reforma laboral o forzar a las administraciones territoriales a restringir sus gastos y reducir su déficit, y donde antes dijo ‘digo’ ahora dice ‘Diego’. Por ejemplo, con los préstamos de 3.000 de euros a los ayuntamientos, con la nueva ayuda estatal de 8.000 euros para que las autonomías resuelvan sus problemas con la sanidad pública, con la retirada de la subvención del Fogasa para abaratar el despido, etc.

Así las cosas, no es de extrañar que los mercados nos castiguen un día sí y otro también, y más aún cuando observan que Zapatero ni gobierna ni se quiere ir. Este es el verdadero problema con nuestra prima de riesgo, que sólo empezará a resolverse el día en que se convoquen elecciones, si es que antes la demora de ZP para seguir disfrutando unos meses más del cargo no nos ha llevado a la suspensión de pagos.

En Libre Mercado

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