Si la banca española ya está realizando un esfuerzo muy importante de saneamiento, ¿por qué vuelve a subir la prima de riesgo de nuestro país después de que se haya conocido que de las ocho entidades crediticias europeas que no han superado los test de estrés cinco de ellas son españolas, y no precisamente de las más grandes, con la excepción parcial de CatalunyaCaixa? Porque, en realidad, el problema en España no es el sistema financiero, sino otro mucho más grave al que ahora se añade el de esas entidades que no han superado el examen.
Lo que de verdad temen los mercados es, en primer lugar, si en España, como en Grecia, no se habrá mentido descaradamente acerca de la verdadera realidad de las cuentas públicas. En estos momentos se sospecha que los ayuntamientos deben más de 35.000 millones de euros que no habían aparecido a la hora de calcular el déficit público del conjunto de nuestras administraciones públicas, por la simple y sencilla razón de que esas cantidades no se habían contabilizado ya que las facturas se habían guardado en los cajones. Y en las comunidades autónomas en las que el PP acaba de acceder al poder las cosas no parecen estar mucho mejor. En conjunto, y en una primera estimación, entre autonomías y corporaciones locales faltarían por contabilizar unos 40.000 millones, aproximadamente el 4% del PIB español.
En segundo término, los mercados empiezan a poner en duda la verdadera capacidad de pago de nuestro país. La economía apenas ha crecido en el primer semestre y, en contra de lo que vaticinó Zapatero en el pasado debate sobre el estado de la Nación, la segunda mitad del año se presenta muy sombría. Sin crecimiento, por tanto, el esfuerzo para pagar la deuda es muy importante. Éste se podría reducir sensiblemente si se empezaran a tomar ya medidas, como en Italia, para sanear los presupuestos y crear puestos de trabajo. Pero como el Gobierno no sólo no lo hace, sino que en cuanto tiene la menor ocasión para ello da marcha atrás en los pocos pasos avanzados en la buena dirección, los mercados empiezan a ponerse más que nerviosos y cualquier noticia adversa, aunque de no mucha importancia, como la de los resultados de los test de estrés, les pone histéricos y reaccionan en consecuencia.
La realidad es que la salud del sistema financiero sólo explica, como mucho, cien puntos básicos de nuestro diferencial de tipos con Alemania. El resto de los 330 puntos básicos no es más que la falta de credibilidad en nuestro país, lo cual, a meses vista de unas elecciones generales en las que todo apunta a que al PSOE le van a desalojar del poder, esos más de 200 puntos básicos que no se explican por el estado de bancos y cajas de ahorros no es más que la prima de riesgo de que Zapatero siga en el poder. Ya es hora de que se marche, y rápido.