Con el anuncio anticipado de que el vicepresidente del Gobierno y candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, abandona el Ejecutivo, el Gobierno del Sr. Rodriguez Zapatero se enfrenta a una decisión urgente: implementar las reformas que precisa nuestro país o bien adelantar elecciones. Durante las próximas semanas, meses, los mercados no van a permitir otra solución. Pensar que se puede seguir como tal cosa hasta agotar la presente legislatura en marzo, simplemente escapa a toda lógica que tenga en cuenta el futuro de los españoles.
Con el diferencial del bono español y alemán a 10 años habiendo superado los 300 puntos básicos con creces, estamos muy cerca de un punto de inflexión donde la salida económica se hace extremadamente complicada. El Sr. Rodriguez Zapatero puede quedarse, si se empeña, pero únicamente si pone en marcha una serie de reformas que ha rehusado adoptar hasta la fecha y que son perfectamente conocidas por el mercado: reforma laboral sin indexación de los salarios al IPC; límites estrictos al gasto público, sobre todo en las comunidades autónomas incluidas las más díscolas; saneamiento forzado de los balances de las entidades financieras antes de recapitalizarlas, tanto en las cajas como en los bancos y ciertos pasos decisivos en la educación, energía y reforma de la ley electoral que no vendrían nada mal para alcanzar un mínimo de exigencias y evitar mayores problemas al difícil momento actual.
Esta semana será muy complicada, no solo por la crisis creada por el anuncio del Sr. Rubalcaba, sino también por los resultados de los stress tests de la banca europea que se darán a conocer el próximo día 15. Las filtraciones apuntan a que España no saldrá bien parada; una lastre añadido a la caída del valor marca española en los mercados financieros.
Si el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero no está por la labor de enderezar la maltrecha economía española por vía de las reformas, que dé paso en el menor plazo de tiempo posible a unas elecciones y de ahí a un nuevo Gobierno que es de suponer inspire más credibilidad que el actual. La decisión es del Presidente. Ojalá se percate de lo mucho que está en juego.