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Ignacio Moncada

Alfredopé contra la banca

Rubalcaba también está recogiendo parte de la esencia del peronismo para completar un programa completo de colapso económico. Alfredopé ahora es el enemigo de la banca.

Rubalcaba ya ha comenzado a luchar contra la imagen que se lleva toda la vida labrando. Primero pidió que se le llamara Alfredo, cuestión que no habrá sentado bien a todo buen madridista. Para los merengues, el único Alfredo de la vida pública sólo puede ser Di Stefano. Ahora el candidato socialista se anuncia en un cartel que es toda una declaración de intenciones. Aparece ocultando la calva y renegando de su apellido, Pérez, dejándolo en un simple "P punto". Podría parecer que estos esfuerzos por cambiarse el nombre revelan sus complejos, pero yo apostaría a que lo que pretende es escapar del "Rubalcaba". Su segundo apellido sólo recuerda a sombras, maniobras turbias y crisis económica. Por eso, digo yo, ese interés por ser Alfredo P.

Este esforzado intento de cambio de nombre tiene una gran ventaja para el votante. Y es que llamándose Alfredopé nos recuerda que su esencia ideológica es la misma que la de Zetapé. En sus primeras intervenciones como candidato ya ha dado sobradas muestras que a esa innata capacidad para el enredo se le suma la demagogia más puramente zapaterina. Parece haber elegido como procedimiento político ese ruinoso cortoplacismo característico de Zapatero, esa costumbre de poner en marcha medidas por lo bien que suenan al anunciarlas, pero que a largo plazo conducen al país a la catástrofe. Eso sí, Rubalcaba empieza con mucho más sentido del humor que el presidente saliente. Ahora nos dice, tras hacer de España el país con más paro del mundo desarrollado y buena parte del subdesarrollado, que "sabe cómo acabar con el desempleo". Demostración inequívoca que su asesor de imagen no le quiere. Pero, quién sabe, tal vez sí sepa la forma más efectiva de crear empleo: perdiendo las elecciones.

Rubalcaba también está recogiendo parte de la esencia del peronismo para completar un programa completo de colapso económico. Alfredopé ahora es el enemigo de la banca. Ésta, dice, ha provocado adrede que la gente no pueda devolver sus hipotecas por haberlas concedido a gente que no podía pagarlas. Pasemos por alto que la gente que no puede pagar la hipoteca antes trabajaban, y ahora están en el paro, mérito del zapaterismo. O que no termine de ser lógico ese interés de toda la banca en bloque de procurar arruinarse. Recordemos que fueron las autoridades políticas quienes promovieron un gigantesco plan público para garantizar que "todo ciudadano tenía derecho a comprar una vivienda". Que se necesitaba "aumentar el crédito". Para ello se produjo una de las mayores expansiones monetarias conocidas mediante la inyección masiva de liquidez y la fijación de tipos de interés reales negativos; para ese fin se crearon organismos públicos como Fannie Mae o Freddie Mac, cuyo objetivo era el de garantizar las hipotecas de los ciudadanos, asumiendo su riesgo, creyendo así que éste desaparecía; y dando todo tipo de facilidades públicas y desgravaciones para que nadie tuviera que pasar por la deshonra de vivir en una vivienda de alquiler. Rubalcaba ahora escurre el bulto y olvida la responsabilidad, tanto por la expansión monetaria como por el incremento del paro, que tienen las autoridades políticas. Un gran comienzo, Alfredopé.

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