Está clarísimo. Las autonomías que no son uniprovinciales, salvo la vasca, están fuertemente centralizadas. Castigan a los ayuntamientos disidentes y abandonan a las provincias periféricas.
Evidentemente la solución no está en eliminar las diputaciones, que a fin de cuentas tienen menos presupuesto que muchos ayuntamientos, sino de descentralizar o eliminar las autonomías, que son las que impiden la verdadera autogestión local.
Buen artículo, señor González.
Voy a optar, para variar, por la ironía.
Cuando Rajoy tenga 222 culiparlantes, seguro que se aprueban leyes contra el déficit, el endeudamiento, se bajan los impuestos y se obliga a las comunidades autónomas a que descentralicen competencias hacia los ayuntamientos y a que se dejen de memeces, de ministrines y de aprendices de brujo... ¿a que no?