Eso se hace, no se dice. Ahora los griegos harán lo que les salga de ahí.
Y conociendo a los políticos griegos, tan parecidos a algunos, muchos, españoles, esto de la aprobación del plan de ajuste no se hubiera asegurado con una módica cantidad en una cuenta en Suiza a sus nombres.
A pesar de que supongo de sobra conocida mi opinión al respecto así como mi afición por el lenguaje políticamente correcto, añadiré que si finalmente los Griegos aprueban el plan, tal aprobación no tiene nada que ver con que luego lo cumplan -petaZeta puede darles unas lecciones sobre cómo puede engañarse a todos todo el tiempo y en las obras completas de D. Enrique Tierno Galván, puede encontrar jugosas referencias a las promesas de político-.
Apadir que si de todos modos no funciona, y a poco estamos en lo mismo después de haber tirado esa inmensa cantidad de dinero por la coladera, habría que ir pensando en cortar el gaznate de algún que otro político e insigne economista. Por cierto, que pesar de los peligros que según algunos conlleva el asunto, una vez instalado el dispositivo, me ofrezco voluntario para tirar de la cuerdecita.