Poco o ningún acuerdo entre los económicos para conformar sus portadas. Lo más interesante del fin de semana era la encuesta que publicaba Frankfurter Allgemeine Zeitung este domingo y de la que se hacía eco Libre Mercado: "Los alemanes, hartos de pagar la factura de los rescates a Grecia".
Y desde Grecia, también el domingo, destacaban las declaraciones del número dos de Papandreu, Theodoros Pangalos. En una entrevista confesaba que, de salir del Euro –lo que ya descuentan muchos analistas- tendrían que sacar el Ejército a la calle a defender los bancos, porque la policía no sería suficiente para retener a los depositantes que acudirían a retirar masivamente su dinero.
En cuanto a la prensa económica nacional en papel –incluido el "superlunes" virtual de el Economista- destacamos la información de Expansión que cuenta que "las empresas españolas invaden EEUU". Dice esta cabecera que "Las recientes compras de BBVA, ACS y OHL en EEUU son sólo tres ejemplos del boom que vive la inversión empresarial española en el país que ya es el principal destino de negocios fuera de la UE".
Entre los titulares más destacados por Expansión tenemos "Loterías irrita a sus rivales con su plan de privatización" o que "La gran banca mundial debe elevar su capital, según Basilea".
De el Economista destacamos la entrevista que reseñan en portada a Raúl González, consejero delegado de Barceló Hoteles y Gabriel Escarrer, vicepresidente de Meliá Hoteles Internacional. Ambos ejecutivos estiman que "la mejora del turismo puede ser un espejismo". Espejismo que, sin duda, aprovechará el Gobierno para vender los éxitos de sus reformas laborales tras el verano.
De Cinco Días, como no, destacamos su editorial –que dedican a una información muy escondida en portada-. Ya tiene en la cabeza su editorialista el próximo debate sobre el estado de la Nación, el último que Zapatero tendrá como presidente del Gobierno y que estará totalmente dedicado a la economía. El presidente tratará de vender sus políticas de austeridad y reformas, dice Cinco Días. Seguro que en Génova Arriola se frota las manos.