En el año 2004, tras la invasión de Irak del año anterior, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) organizó una veintena de vuelos para transportar varios miles de millones de dólares con los que financiar la reconstrucción del país en lo que, según el Gobierno americano, representó "el mayor envío aéreo internacional de dinero de todos los tiempos".
Pero tras años de investigaciones y auditorías, los funcionarios norteamericanos no son capaces de explicar dónde fue a parar la mitad de ese dinero, por lo que ahora, por primera vez, empiezan a sugerir que podría tratarse de un robo. Según Stuart Bowen, el inspector general especial para la reconstrucción de Irak, cargo creado por el Congreso americano, los 6.600 millones extraviados podrían ser "el mayor robo de fondos de la historia nacional", informa Los Angeles Times.
El envío
El dinero procedía de la venta de petróleo iraquí, activos iraquíes capturados y fondos excedentarios del programa de las Naciones Unidas de petróleo por alimentos. El Banco de la Reserva Federal de Nueva York creó el Fondo de Desarrollo para Irak para custodiar estos fondos, que fueron acumulándose durante los años en los que el régimen de Hussein soportaba sanciones económicas. El ex presidente Bush decidió realizar el envío con la intención de ganarse la confianza del pueblo Iraquí, restaurando los servicios públicos y la maltrecha economía.
Según Vanity Fair, el efectivo fue guardado primero en una cámara acorazada de tres pisos de altura gestionada por un sistema robótico en el depósito que la Reserva Federal tiene en el número 100 de la calle Orchard en East Rutherford, Nueva Jersey, 10 millas al oeste de Manhattan. Este depósito, que según la revista "parece una fortaleza", es el mayor depósito de dólares americanos de todo el mundo, con una capacidad para 60.000 millones de dólares.
El 22 de junio de 2004 se retiró una cantidad récord de 2.400 millones en billetes de 100. Este envío de 24 millones de billetes ocupó 40 palés, con un peso total de 30 toneladas, y fue transportado por carretera hasta la Base de la Fuerza Aérea de Andrews, en el cercano estado de Maryland. Allí, el personal del Departamento del Tesoro lo contó y se cargó en un avión de transporte Hércules C-130. Se calcula que se realizaron una veintena de vuelos similares hasta alcanzar los 12.000 millones.
En Irak, el cargamento se repartió entre uno de los palacios que había sido de Sadam Hussein y varias bases militares de los Estados Unidos. Finalmente, fue distribuido a diversos contratistas y ministerios iraquíes.
Ausencia de controles financieros
Pero, según declaraciones de los propios funcionarios, los norteamericanos carecían de tiempo y recursos humanos para implementar los controles financieros adecuados, de modo que millones de dólares fueron retirados en sacos y cargados en furgonetas sin más.
Vanity Fair informó que "la empresa que fue contratada para mantener vigilada la salida de dinero existía principalmente sobre el papel. Con sede en un domicilio privado en San Diego, era una sociedad pantalla que no disponía de profesionales contables certificados. Su dirección es un apartado de correos en las Bahamas, donde está registrada legalmente. Se ha relacionado ese apartado de correos con oscuras actividades offshore".
Según los investigadores del Congreso, los funcionarios de Estados Unidos "prácticamente no usaron controles financieros para rendir cuentas de estas enormes retiradas de efectivo una vez que llegaron a Irak, y hay pruebas de importantes despifarros, fraudes y abusos en el gasto y desembolso de los fondos iraquíes".
Hasta el momento, se han realizado tres auditorías y diversas investigaciones, pero el Pentágono lleva seis años sosteniendo que podría dar cuenta del dinero si se le concede suficiente tiempo para seguir las pistas de los registros. Sin embargo, no se han hallado ni los registros, ni muchos menos el dinero.
El secretismo de la FED
Según las primeras informaciones aparecidas en la prensa norteamericana, se llegaron a transportar 12.000 millones de dólares, en billetes de 100. Pero la CNBC ha asegurado esta semana que "la FED de Nueva York se está negando a decirles a los investigadores cuantos miles de millones de dólares envió a Irak" después de la invasión.
Esta nueva muestra del secretismo de la FED "está dificultando que el inspector general pueda seguir el rastro de papel de miles de millones de dólares que se extraviaron en las prisas caóticas para financiar la ocupación de Irak y para determinar cuánto de ese dinero fue robado". La Reserva Federal de Nueva York se escuda en que los fondos han pertenecido siempre al pueblo de Irak y que, por lo tanto, no puede revelar información de la cuenta extranjera sin la autorización del propietario.
Por su parte, el presidente del Parlamento Iraquí, Osama al-Nujaifi, en declaraciones a Al Jazeera, afirma que el dinero Iraquí extraviado asciende a 18.700 millones de dólares, el triple de los 6.600 mencionado en las primeras informaciones. Según Al Jazeera, "no hay documentos que indiquen quién se hizo con el dinero desaparecido, dónde se gastó y qué se construyó con él".
Ghassan Atiyyah, fundador y director de la Fundación por el Desarrollo y la Democracia, ha declarado a la cadena qatarí: "El asunto ha surgido porque se está dando carpetazo a la pregunta sobre los fondos del Fondo para el Desarrollo de Irak y esto ha de ser un acuerdo con Bagdad. Haciendo esto, el Administración americana se da cuenta, como informó el Los Angeles Times, de que hay 6.600 millones de dólares extraviados. Entonces, cuando la parte iraquí empezó a investigar, la oficina nacional de auditorías descubrió que, en realidad, el importe es superior. Pero debemos darnos cuenta de que esto es una caja de Pandora: es muy difícil que los iraquíes o que los americanos la abran, porque sería contraproducente para ambas partes. El dinero que se envió a Irak por vía aérea y en sacos de efectivo, al menos 12.000 millones hasta mayo de 2004, eso fue durante la era [de Paul] Bremer, así como, más tarde, cuando Ayad Allawi era primer ministro. Así que son muchos los que se pueden quemar los dedos, tanto americanos como iraquíes".
La cuestión ahora es, según Atiyyah, "¿quién usará este asunto? Si piensan usar esto como un asunto partidista para avergonzar al Gobierno iraquí, eso no funcionará porque Bremer estaba en ese momento al timón, así como Allawi. Si es para intentar avergonzar a los americanos, descubrirán que eso no sirve o no conduce a una mejor relación con Irak. Así que pienso que este asunto se acabará en este momento".
A la pregunta de si no sería mejor poder esclarecer los hechos, respondió: "En el caso iraquí normalmente lo que debería ser nunca sucede", y añade, "los americanos, según aseguran ellos, han consignado y gastado 61.000 millones de dólares del dinero que pagan los contribuyentes americanos. Uno de sus congresistas estuvo en Bagdad y dijo ‘los iraquíes deberían pagarnos’, así que volvemos al juego de ‘¿quién paga a quién?’. Y en este caso, este asunto se usará como un tema de relaciones públicas o propaganda para calumniar a los americanos, por un lado, así como a la primera administración iraquí de Irak."
Atiyyah admite que interrogar a los altos funcionarios y generales americanos e iraquíes "es el procedimiento normal cuando tienes una situación normal. Pero en el caso de Irak, con la corrupción tan galopante y tanta gente está implicada... Hasta el momento, en Irak, ni un solo ministro ha sido despedido o se le ha responsabilizado por un robo que ocurrió en su Ministerio o por él mismo. Así que pienso que esto, desafortunadamente, aunque debería abrirse y abrir todos los asuntos de la corrupción financiera, me temo que tanto los que están en el Gobierno de Irak como los de Estados Unidos no tienen ningún interés en convertir esto en un gran escándalo, en un momento en que los americanos se están esforzando en negociar un nuevo acuerdo con Bagdad para seguir durante más tiempo en Irak".
Irak advierte
Pero el Gobierno Iraquí asegura que en 2004 se acordó que Estados Unidos era el responsable de custodiar el dinero. El auditor jefe de Irak y presidente de la Junta Iraquí de Auditoría Suprema, Abdul Basit Turki Saeed, ha advertido a Estados Unidos de que su Gobierno irá a los tribunales si es necesario para recuperar el dinero extraviado.
"Claramente, Irak tiene interés en cuidar de sus activos y protegerlos", ha afirmado Samir Sumaidaie, el embajador Iraquí en Estados Unidos. Estas advertencias no han caído nada bien en el Congreso americano, que ya ha destinado 61.000 millones de dólares de fondos públicos norteamericanos a la reconstrucción de Irak. Según el congresista demócrata Henry A. Waxman, "el Congreso no desea tener que gastar miles de millones de nuestro dinero para compensar los miles de millones de su dinero [de Irak], del que no podemos dar cuenta y que parece que no podemos encontrar".