El veredicto del mercado es que la reciente legislación, aprobada in extremis ayer sobre la negociación colectiva, no supone la reforma de calado que necesita la economía para generar empleo. Esto ya se sabía. Pero no nos imaginábamos que para hacer el paripé de cara al exterior –por cierto, los extranjeros no son tontos y detectan igual que nosotros la insuficiencia de las medidas propuestas– nuestro Gobierno estaba dispuesto a ceder la prevalencia de los convenios colectivos autonómicos sobre los nacionales en caso de conflicto. Una división más en el complejo mosaico de taifas que todavía llamamos España. Está claro. Todo está a expensas de mantener el PSOE en el poder.
La situación financiera de España es delicada. El diferencial del bono española a diez años en comparación con el alemán roza los 270 puntos básicos y aquí parece como si fuera una situación normal impuesta por la negociación del rescate griego bis. Pero con un pasivo exterior neto en relación a nuestro PIB del 90% (ojo que el ratio de Grecia es similar y del 99%), somos extremadamente vulnerables a cualquier cambio de sentimiento de los inversores internacionales y el efecto es inmediato. Hay unos 23.000 millones de euros que se tienen que refinanciar en julio y otra cantidad similar en octubre (más otros tantos sumando agosto y septiembre) y en esta tesitura no está claro que aguantemos sin sobresaltos a una avance electoral a noviembre.
Despejada la incógnita de que nuestro Gobierno pueda acometer reformas de calado en el tiempo que le queda, son cada vez más las voces que piden un adelanto electoral... incluso bancos internacionales como Citibank. Coincidimos con este análisis. Sr. Rodríguez Zapatero, por el bien de España, usted tendría que convocar elecciones cuanto antes. Cada día que pase sin el adelanto de las elecciones nos acerca cada vez más al abismo.