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Emilio J. González

Menos IVA, menos gasto público

Si el problema es de ajuste de las cuentas públicas, lo que hay que hacer es podar con intensidad el gasto público, que tiene muchas partidas en las que se puede meter la tijera con fruición.

El Gobierno y el Banco de España se han enzarzado en una discusión acerca de si hay que subir o no el IVA. La autoridad monetaria insiste en la conveniencia de la medida para poder reducir el déficit público, sobre todo teniendo en cuenta las dudas crecientes acerca de la capacidad de España para cumplir este año sus objetivos en este sentido. El Ministerio de Economía, en cambio, rechaza la propuesta porque perjudicaría aún más a un consumo ya de por sí deprimido. Personalmente, además de que estoy en contra de las subidas de impuestos, por principios, creo que ni este es el momento de incrementar el IVA ni es la única solución posible.

La subida del IVA plantea muchos más problemas de lo que dice Economía. Es verdad que deprimiría todavía más el consumo, cuando su recuperación es necesaria para que la economía crezca. Pero es que también hay que tener en cuenta que, al final, dicha subida podría traducirse en una pérdida de recaudación si la caída del gasto privado inducida por dicha medida es acusada. Además, hay que tener en cuenta el impacto inflacionista de una decisión como ésta, por varias razones. En primer lugar, porque los precios de la energía siguen al alza y si sube el IVA se encarecerán todavía más, reduciendo nuevamente de esta forma el consumo familiar. En segundo término, porque después del simulacro de reforma laboral aprobado recientemente por el Gobierno, la evolución de los salarios en España sigue ligada a la inflación, en vez de a la productividad, con lo que el incremento del IVA se convertiría en catalizador de mayores subidas salariales que socavarían la competitividad de las empresas y destruirían más puestos de trabajo, cuando lo que necesitamos es justo lo contrario. Por tanto, lo que hay que hacer es olvidarse de parcheos como éste e ir directamente a la raíz del problema.

¿Qué quiero decir con ello? Que si el problema es de ajuste de las cuentas públicas, lo que hay que hacer es podar con intensidad el gasto público, que tiene muchas partidas en las que se puede meter la tijera con fruición. Esa es la estrategia que se debe seguir, sobre todo cuando en este país se tira el dinero como se tira en todos los niveles de la Administración. Además, eso se puede hacer de la noche a la mañana. Basta, por ejemplo, con acabar de un plumazo con las injustificadas subvenciones de ministerios como Sanidad e Igualdad, Asuntos Exteriores, Cultura, etc. Con eso y con acabar de una vez por todas con tanto coche oficial, tanta visa oro, tantas cosas que no tienen que hacer ni las autonomías ni los ayuntamientos y tanto contratado laboral con carnet del partido, las cuentas públicas cuadrarían a la primera.

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