Según recoge en su informe semanal Moody's Weekly Credit Outlook, Moody's explica que, cuando las "tensas condiciones económicas" limitaron el acceso a la financiación mayorista, los bancos españoles se volvieron hacia la financiación minorista y comenzaron a ofrecer grandes rentabilidades en sus depósitos, informa Europa Press.
"La nueva ley establece un sistema basado en los riegos para establecer la contribución de los bancos al Fondo de Garantía de Depósitos. Si está bien calibrada, es una herramienta de crédito positiva para modular la guerra de depósitos", señala. En concreto, destaca la importancia de que la nueva normativa, aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 3 junio, permite al Gobierno modificar los porcentajes de contribución al Fondo si los niveles actuales no consiguen frenar la guerra de depósitos.
Sin embargo, espera que, aunque sea una herramienta positiva, sus potenciales beneficios se ven estrechados por las "muy limitadas" opciones de financiación de los bancos españoles. Así, cree que muchas entidades podrían inclinarse por continuar con su estrategia de centrarse en los depósitos, pese al riesgo de que esto suponga un mayor deterioro de sus "ya frágiles" resultados.
"Por lo tanto, la eficacia del nuevo plan estará atada a la flexibilidad con la que el Gobierno pueda modificar los porcentajes de contribución si los nuevos niveles fallan a la hora de detener la guerra", incide.
Asimismo, también recuerda que la nueva ley se aplica a todas las entidades registradas en el Fondo de Garantía de Depósitos, algo obligatorio para las instituciones financieras constituidas en España, pero no para las filiales españolas de los bancos extranjeros, que pueden utilizar esta excepción para reforzar sus operaciones y ganar cuota de mercado en el país.
Por otro lado, apunta que las instituciones más débiles, que son las que más problemas están teniendo para acceder a la financiación mayorista, han sido las más activas en esta guerra, pero agrega que "competidores más fuertes" también han alimentado la batalla en la medida en que los elevados diferenciales demandados por el mercado son incluso menos atractivos que las tasas de los depósitos. Sin embargo, advierte de que la competencia en los depósitos también reduce los márgenes de los bancos, que ya se estaban viendo afectados negativamente por unos tipos de interés bajos, un reducido volumen de negocio y una creciente cantidad de activos improductivos.