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Emilio J. González

¿Forzará la economía elecciones en otoño?

La economía, lejos de recuperarse, parece que empieza a caer nuevamente, lo cual no es de extrañar porque lo único que tiraba de ella era el sector exterior y nuestros principales clientes están viendo cómo su actividad productiva se desacelera.

Los socialistas quieren aguantar como sea hasta la próxima primavera, pensando que, de esta forma, llegarán en mejores condiciones a las elecciones generales. Sus cuentas son una mezcla de novela de terror –Rubalcaba ejerciendo sus malas artes para reducir la distancia en intención de voto con el PP– y cuento de la lechera –si la economía empieza a recuperarse este año, tal vez en la próxima primavera haya creación de empleo–. Sin embargo, y por lo que a la economía se refiere, puede que haya que ir pensando en ir a votar este otoño.

El factor que más puede pesar en este sentido es el presupuestario, no porque el PSOE no vaya a tener apoyos suficientes en el Congreso para aprobar su proyecto de cuentas públicas para 2012, sino porque los mercados ya están dando síntomas de que no están dispuestos a esperar por mucho más tiempo a que se empiecen a arreglar las cosas en nuestro país. Las noticias que reciben procedentes de España no son buenas. Ya saben de la mala situación de las cuentas de Castilla-La Mancha y se temen que lo mismo pueda ocurrir en otras autonomías y ayuntamientos, hasta el punto de que este viernes han rechazado una emisión de bonos del Banco Santander avalada por deuda autonómica y municipal. También tienen presente el informe reciente de Moody’s en el que advertía que Cataluña desafía al Estado con su presupuesto, lo que entienden como la imposibilidad de este Gobierno de embridar a las demás administraciones territoriales para que asuman su parte del saneamiento presupuestario. Del sector privado también les llegan a los mercados malas noticias en relación con la situación fiscal española. Por ejemplo, ya hay varios laboratorios que se han negado a seguir facilitando medicamentos a distintas sanidades regionales ante la enorme deuda que ya tienen contraída con ellos. Y, encima, el Ejecutivo sigue jugando a marear la perdiz con lo de la reforma laboral. No es de extrañar, por tanto, que la prima de riesgo de nuestro país haya vuelto a dispararse y todo empieza a señalar a que, en breve, podríamos encontrarnos con una crisis de deuda.

Además, la economía, lejos de recuperarse, parece que empieza a caer nuevamente, lo cual no es de extrañar porque lo único que tiraba de ella era el sector exterior y nuestros principales clientes están viendo cómo su actividad productiva se desacelera. Y todo ello en un escenario de nuevo encarecimiento del precio del petróleo, tras la negativa de algunos países de la OPEP a ampliar la producción, y de una nueva subida de los tipos de interés en julio, tal y como ya está avanzando el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet. Vamos, que a la economía española todo se le pone cuesta arriba mientras el Gobierno sigue de brazos cruzados, sin querer hacer nada para empezar a resolver nuestros problemas. Con lo nerviosos que se están poniendo los mercados, dudo que el Ejecutivo pueda aguantar más allá del verano.

En Libre Mercado

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