Giancarlo Ibárgüen es rector de la prestigiosa Universidad Francisco Marroquín de Guatemala (UFM) y uno de los pensadores liberales más notables del mundo. Lleva ocho años al frente de la Marroquín, tiempo en el que esta universidad se ha convertido en referente internacional de excelencia educativa. Es, asimismo, el responsable de la Ley de Telecomunicaciones de Guatemala, aprobada hace ya 15 años, que ha colocado al pequeño país centroamericano a la cabeza en materia de comunicaciones móviles.
El pasado día 3 recibió en Madrid el premio Juan de Mariana, entregado por el Instituto homónimo (IJM), en reconocimiento por una carrera dedicada a la difusión y promoción de la libertad.
Pregunta (P): ¿Cómo ha sido posible una universidad como la Francisco Marroquín en un país como Guatemala?
Respuesta (R): Lo que estamos viendo hoy es el resultado de las ideas que se enseñaron hace varias generaciones. Como sabes, en la universidad tenemos una misión muy clara, que es la enseñanza y difusión de los principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables.
Creemos en eso, creemos que las ideas tienen consecuencias. Sabemos que las ideas que estamos cultivando hoy en las mentes de la elite intelectual de Guatemala tendrá consecuencias... ¿Cuándo?.. no lo sabemos, podrán ser diez años, veinte años, treinta, qué sé yo.
Míralo de la siguiente manera. Adam Smith publica La riqueza de las naciones en 1776, y hasta 1846 no liberan el comercio en Gran Bretaña. Sí, las ideas tienen consecuencias, pero tardan en cosecharse.
P: ¿Hay esperanza para el mundo hispano?
R: Claro que la hay. De hecho, veo más esperanza en el mundo hispanohablante que en otras partes del mundo. Veo mucha juventud, veo ojos iluminados con un haz de luz que reflejan esperanza, que reflejan optimismo y que reflejan un espíritu emprendedor. Esto no lo ves en sociedades que son un poco más viejas, sociedades que se están anquilosando. Por eso, para América Latina yo veo mucha esperanza con la juventud.
P: El nuevo populismo hispanoamericano, ¿es flor de un día?
R: No, no es flor de un día porque se llevan cultivando estas ideas desde hace décadas. Que cambie el péndulo en la otra dirección, en esa visión que tenemos nosotros de un mundo más libre, de un mundo donde la responsabilidad valga, donde se respeten los derechos individuales, donde exista realmente un Estado de Derecho. Es un mundo que va a costar tiempo construirlo de nuevo.
Las vivencias populistas que tenemos hoy es porque hubo personas de mentalidad socialista que estuvieron cultivando y trabajando esas ideas por décadas. Eso no lo cambias de la noche a la mañana.
P: ¿Cómo se consiguió llevar a cabo la reforma de las Telecomunicaciones en Guatemala?
R: Con bastante trabajo y mucha suerte. Y nunca es el trabajo de una sola persona, hay muchos colaboradores. Las ideas que germinaron en la reforma del 96 en Guatemala las planteé primero en un par de folletos que se publicaron por el Centro de Estudios Económicos y Sociales a principios de la década de los 90, en el 92 y en el 93.
Más adelante, Alfredo Guzmán, un joven ingeniero graduado por la universidad llegó a tomar una posición de liderazgo al nivel del Gobierno de Álvaro Arzú. Él fue educado en la Marroquín, adoptó los principios liberales y él supo manejar muy bien el tema político para impulsar una reforma bastante radical.
Además de Alfredo puedo pensar por lo menos cinco nombres que tengo ahora en la cabeza que colaboró en esa reforma. No fue el trabajo de una persona sino de varias.
P: ¿Qué propone la Francisco Marroquín para el futuro?
R: Siempre está el trabajo propio de la academia, cómo podemos mejorar el trabajo docente que hacemos. El otro día, en la Cena de la Libertad -acto de entrega del premio del IJM- expuse un enfoque muy particular que creo deberíamos de estar dando más y más en la educación superior. Si escuchas lo que te dice la tecnología, a todas luces nos está diciendo que regresemos a la forma milenaria de educarse y al diálogo socrático.
Ese es un proyecto interno, porque la Marroquín no sólo tiene clara su misión sino también su promesa de excelencia académica, y por eso hacemos ese esfuerzo. Desde el punto de vista de promover las ideas de la libertad, una de las ideas que me tiene más encantado, y que me parece prometedora y esperanzadora, es la de promover ciudades libres en el mundo.
Si te das cuenta, la ciudad es lo que aglutina a las personas. Las ciudades existen porque los humanos necesitamos de los demás, tenemos que intercambiar, tenemos que especializarnos para hacernos más productivos. La pregunta es por qué no surgen más ejemplos como el ejemplo por excelencia de progreso económico en el siglo XX, es decir, Hong Kong. Hong Kong es una ciudad que se estableció con una reglas muy básicas, bastante sencillas respecto a la vida, a la justicia, a la seguridad de las personas...
Un auténtico Estado de Derecho, y nada más, un Estado prácticamente ausente durante las primeras décadas del establecimiento de estas reglas en Hong Kong. El resultado es un país de los más ricos del mundo. ¿Por qué no soñamos en tener más ciudades libres como Hong Kong en toda América Latina?
P: ¿Estados Unidos o Suiza?
R: Hoy por hoy, yo elegiría Suiza, no tanto Estados Unidos. Aunque entre los dos preferiría buscar una tercera opción. De Estados Unidos históricamente me encanta el ideal de los Padres Fundadores. Ese sí era un ideal el cual yo anhelaría y me sentiría muy cómodo. Pero hoy, siendo un país tan grande, donde hay tantos intereses creados y los movimientos políticos son tan fuertes, creo que el ideal liberal que estamos buscando difícilmente se pueda dar en un país tan grande, aún siendo federado.
Veo más esperanza en la idea que te relataba anteriormente, en la fundación de pequeñas ciudades libres en un territorio que no esté anteriormente poblado, de tal suerte que no haya intereses creados.
P: Pero ya no quedan territorios despoblados en el mundo
R: Sí los hay. Vete a África, vete a América del Sur, incluso en Centroamérica. Un profesor de Stanford, cuyo nombre es Paul Romer, ha estado promoviendo la idea de "charter cities". Ésta es una idea muy similar a la de ciudades libres. Él tal vez le da más peso a las instituciones estatales, crea la figura de un órgano internacional formado por algunos Estados –Suiza misma– para supervisar el cumplimiento de estas normas, digamos en una región del Amazonas, en Brasil o donde sea que lo decidan adoptar.
P: ¿Cuáles son los tres ingredientes de la prosperidad?
R: Respeto a la vida, a la propiedad y a la libertad.