Tituló El País: "La dependencia generaría 45.000 empleos si cesara la lista de espera". El artículo de Carmen Morán era un elogio a la Ley de Dependencia, que "establece una relación entre el número de trabajadores (auxiliares de geriatría, fisioterapeutas, enfermeras) y los dependientes atendidos en geriátricos, centros de día, etcétera. Teniendo en cuenta ese cálculo, se puede afirmar que se han creado o consolidado 127.977 empleos hasta enero de 2011".
Morán sigue a pies juntillas un estudio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, que sostiene: "si todos los que tienen derecho a una ayuda que están en lista de espera estuvieran atendidos, podrían contarse 45.501 empleos más y 52.355 cotizantes a la seguridad social". El presidente, José Manuel Ramírez, apunta: "La Ley de Dependencia (...) genera empleo y mejora la calidad de vida de 700.000 personas con una inversión de apenas el 0,5% del PIB". Morán añade: "El estudio muestra esos mismos datos por comunidades autónomas, de tal forma que las que tienen una lista de espera más abultada estarían impidiendo la creación de más empleos" [en cursiva en el original]. La conclusión se deduce lógicamente de lo anterior: si basta con aumentar el gasto público para generar miles de empleos, aquellas autoridades que no lo hagan estarán impidiendo reducir el paro.
Es raro: esos malvados que impiden la creación de más empleos porque no aumentan el gasto público no pueden limitarse a las autonomías. En España hay cinco millones de parados: ¿estaría doña Carmen dispuesta a condenar a Rodríguez Zapatero porque está impidiendo la solución de este gravísimo problema, que se lograría aumentando el gasto público?
Independientemente de si simpatiza o no con los socialistas, lo que parece claro es que doña Carmen está informando mal sobre el asunto. Es imposible que el mayor gasto público genere empleo, y no sólo porque, si así fuera, los gobiernos que más gastaran serían los mayores amigos de los trabajadores. Hay algo más de fondo, un asunto capital sobre el que doña Carmen no vierte ni una sola reflexión: el gasto público no es gratis.
Si esta realidad no es ignorada, entonces todo el edificio montado sobre su negación se derrumba. En efecto, si el gasto público no es gratis, entonces los efectos positivos de su desembolso deben ser contrapuestos con los efectos negativos de su recaudación. Doña Carmen: si usted cree que el dinero público crea empleo cuando es gastado, el mismo razonamiento la llevará a concluir que destruye empleo cuando es recaudado. Le ruego que lo tenga en cuenta en su próximo artículo.
Y por último, le ruego también que considere que la Asociación Estatal en la que usted se apoya tiene algún interés en que el gasto público aumente. Con estos elementos en consideración, se divertirá usted con ese comentario de su presidente sobre lo estupenda que es la Ley de Dependencia, con esos magníficos resultados y "con una inversión de apenas el 0,5 % del PIB". Dice apenas como si el 0,5% del PIB no fuera nada, como si fuera una inversión de verdad, respaldada por ahorro voluntario, y como si ese 0,5% del PIB no pudiera generar realmente más empleo y más calidad de vida si su destino fuera decidido libremente por los ciudadanos en vez de por los políticos y los lobbies que a su socaire medran.