Vaya, antes a los ancianos no los querían ni ver, los tiraban en cualquier residencia de mala muerte, ahora a casita (con su pasta claro) amor de familia. Que conste que no generalizo, tengo el consuelo de saber que todavía queda gente con valores.
¡Jope! ¡Lo que vamos a llegar a ver en la España a la que vamos...! ¡Qué triste! Y lamento decirlo, pero.. ¡¡QUÉ MERECIDO!!
Muy bueno. Este tipo de cosas ocurren continua e inevitablemente. Luego está la cuestión de por qué narices tengo yo que pagar lo que la familia puede (y debe).
Resulta penoso comprobar como un profesor de la categoría de D. Juan Velarde recurre a retorcer una simple anécdota para “fundamentar” (si se puede decir tal cosa) una afirmación categórica que, por otra parte, no desarrolla.
Nos dice D. Juan Velarde que lo que es evidente es que “tendría que alterarse toda la estructura del Estado de Bienestar español, de arriba abajo”. Decir esto es como decir nada. Hay que mojarse D. Juan, hay que decir “como” (con qué finalidad y en que forma) hay que hacer tal modificación.
Voy a aportar otro “dato” para dilucidar tal cuestión. La familia de un enfermo de esclerosis múltiple en grado máximo de incapacidad recibe una ayuda en concepto de dependencia de 173 euros al mes (escribo ciento setenta y tres euros mensuales). Los gastos que debe asumir esta familia para el cuidado de su familiar no bajan de los 3.000 euros mensuales. Este es un ejemplo del “generoso” Estado de bienestar” español (sin duda, un Estado tan “español” como de “bienestar” este Estado en que transitamos) que, sin duda, reclama una reforma en profundidad si verdaderamente quiere merecer tal título.
Y pensar que D. Juan fue uno de mis profesores más admirados.