Es justo reconocer que el rápido desarrollo y protagonismo que ha cobrado el movimiento civil Democracia Real YA nos ha sorprendido a todos, aunque ya hayamos tenido precedentes similares.
Ante el mismo, que en estos momentos protagonizan desde colectivos próximos a la izquierda (lo cual es lógico, dado su mayor activismo), a ciudadanos de las más diversas tendencias, el centro derecha español lo ha acogido con escepticismo, cuando no con franca hostilidad. Razón no les falta, puesto que una lectura superficial de las circunstancias llevan al ala derecha de la política a la mayor de las desconfianzas, en parte debido a los precedentes, como fue el 11-M de 2004.
Por ello, mientras el movimiento civil va ganando fuerza, la izquierda trata de arrimar el ascua a su sardina, especialmente IU, que en esto tiene poco que perder y sí mucho que ganar, junto con los partidos minoritarios; mientras, el PSOE se coloca de perfil, ya que ni puede intentar anexionarse el movimiento, dado que una inmensa mayoría los consideran precisamente el enemigo a batir, como tampoco colocarse enfrente, puesto que eso significaría su tumba política. Si el PSOE estuviera en la oposición, podría capitalizar rápidamente esta movilización, pero ser el Gobierno les incapacita para ello. Por si fuera poco, han derrochado todo su capital político y desmovilizado a su electorado a base de traicionar su propio ideario, escandalizar a propios y extraños con tramas de corrupción bananeras, a lo que hay que sumar un proceso de sucesión de incierto final.
Por su parte, el PP está más perdido que un pulpo en un garaje, todavía no han superado el trauma del 11-M y de nuevo una movilización imprevista les cortocircuita la calculadora de unas elecciones donde esperaban cosechar el capital electoral que les aúpe a la Moncloa en el 2012. Las carencias del Partido Popular, en franco retroceso de unos meses para aquí, se revelan en toda su crudeza: un líder flojo, sin pegada, opositor político profesional, sin capacidad para controlar su propio partido, donde corruptos imputados se integran en las listas ante su impotencia, que progresivamente dilapida su capital electoral, con torpezas imperdonables como las cometidas con las víctimas del terrorismo.
Enfrentado a un futuro incierto, sin programa, atrapado por el corsé de sus corruptelas y pactos, ve con auténtico terror un resultado no previsto en las urnas. Por lo tanto, ha optado por lo único que puede hacer, enfrentarse a este movimiento civil, aunque hay que reconocerle más visión que el PSOE, puesto que en el fondo intuyen el peligro que para la casta política puede llegar a tener este movimiento.
De igual manera que Democracia Real YA tuvo un antes y un después del 15 de Mayo, donde se consolidó, ayudado por la torpeza de los desalojos. De nuevo van a enfrentar importantes retos, entre los cuales figuran los siguientes:
- Comenzar a proyectar mensajes y demandas concretas, que le ayuden a aglutinar en su entorno a la mayor cantidad de colectivos y tendencias políticas.
- Superar la prueba de fuego del 22 de mayo: si con posterioridad a esta fecha se diluyen en el silencio, les darán la razón a aquellos que los critican por considerarlos un montaje para movilizar a la izquierda en las urnas y mitigar el desastre que se avecina para el PSOE.
- El día 23 de mayo empezará una nueva fase para DRY, consolidarse como movimiento de la sociedad civil, sabiendo que la siguiente meta son las elecciones generales, una dura batalla en la que el objetivo será poner contra las cuerdas a la casta política y financiera de este país, obligándolos a atender las demandas que la sociedad española lleva intentando hacer llegar a los que supuestamente son sus representantes.
El 23 de mayo de 2011 dará o quitará razones; por otra parte, DRY debe de ser consciente de la necesidad de empezar a responder a las preguntas formuladas por parte del resto de la sociedad, dado que en función de las respuestas, obtendrá diversas adhesiones.
Es un gran reto llegar a consolidar un proyecto que aglutine a una mayoría en este país, pero en eso consiste la esencia de la democracia, ponerse de acuerdo en asuntos comunes, convenciendo con razones, cediendo en ciertos puntos, para lograr aceptación en otros. Llevamos tanto tiempo sin una democracia real en España que ya se nos ha olvidado cómo funciona.
¿Es posible un programa de renovación que aglutine a los demócratas desde la izquierda hasta la derecha? En mi opinión es posible, siempre y cuando nos centremos en lo que nos une (un modelo político verdaderamente representativo, estricto control por parte de la sociedad de los asuntos públicos, la necesidad de regenerar nuestro sistema político, como base para regenerar nuestro necrotizado sistema económico, someter al escrutinio público las corruptelas y latrocinios acometidos en estos años por parte de la casta política y su amiguetes), y no perderse en discusiones bizantinas en torno a lo que nos separa.
Si este movimiento se consolida, mediante la prueba de su continuidad, el centro derecha de este país no puede cometer el error de mantenerse al margen: está obligado, si de verdad se consideran demócratas, a hacer llegar sus propuestas, aportar el necesario equilibrio y reflexión que caracteriza a esta tendencia política, que a su vez precisa del empuje y el idealismo de la izquierda. En el balance entre ambas fuerzas se sitúa el juego democrático en cualquier nación moderna, como el enfrentamiento ciego caracteriza a las naciones atrasadas.
En este factor reside la causa de los escalofríos que circulan por la columna vertebral de los grandes partidos, un escenario de pesadilla (para ellos, no para los ciudadanos), en que una pinza hebrea de la izquierda y la derecha no alineada les fuerce por las malas a un proceso de Transición, sin leyes de punto final tras las que protegerse.
Observemos los acontecimientos desde la serenidad y la reflexión: veamos hacia dónde conduce esto, pero que no renunciemos a quedarnos al margen de la oportunidad que la Historia y la Política nos brinda a cada ciudadano de expresar sus ideas y propuestas.