Creo, honestamente, que perdemos mucho tiempo intentando hacer razonar a personas que (en su mayoría) no están dispuestas a hacerlo. Y las que lo están, no están (de nuevo, en su mayoría) preparadas para comprender argumentos de lógica básica.
Desgraciadamente, dependemos de un entramado político gigantesco, por lo que, bajo mi modesto entender, pienso, que los esfuerzos liberales deberían ir más por la vía de hacer llegar estos argumentos de lógica básica a los políticos y a sus asesores.
Se podría decir más alto, pero no más claro.
La auténtica soberanía es la del consumidor, y con su dinero "vota" por lo que realmente le gusta, suministrando indirectamente una cantidad de información ingente.
Sr. Rallo, lo suyo son argumentos racionales y no las acusaciones irresponsables a la banca y a los políticos sin matización.
Parte de la responsabilidad de la crisis, la tienen esos mismos indignados, que no tienen ni idea de la realidad, ni quieren conocerla.
Ellos sólo quieren que alguien les abastezca de todo sin saber cómo ni de donde viene.
Es lamentable el populismo infantil de los indignados, culpando a todo el mundo menos a ellos mismos de la crisis.
Todos esos han aplaudido los derroches de los planes E (planes de estímulo keynesianos) y ahora se quejan de la factura, y en vez de hacer autocrítica, critican a la banca, al sistema, al mercado...
Querían botellódromos en los pueblos, pero no los quieren pagar, quieren que la banca (que a fin de cuentas, somos todos) preste el dinero, sin reclamar el pago.
Zp es simplemente otro ignorante más, como esos indignados utópicos. El mercado es la libertad de cada individuo, y como no pueden controlar la libertad, quieren imponer un sistema donde puedan controlarlo.
Gracias por el enlace "Aqui tiene una lista".
!Menos mal que se me ocurrió pincharla !!!
¿Qué se puede opinar despues de abrirla ?... No lo sé, pero me ha fascinado. me ha dejado con ojos como platos.
Este argumento lo he utilizado muchas veces, pero algo nos falla que no cala. A veces me pregunto si será imposible que cale. Los asamblearios suelen hablar de que solo habría que decidir lo importante, pero no tienen respuesta a cómo decidir qué es lo importante. Así que finalmente apelan a la buena voluntad de la gente, el buenismo colectivista. No sería mala idea que nos concentráramos en ver cómo se puede vencer esa especie de romanticismo que tiene el colectivismo. Gran artículo. Sr. Rallo.
Al mercado hay que llevar algo para vender, dinero para comprar, o... se va a ver, a conocer, a robar también. En algunos zocos, como ahora en sol, parece que fundamentalmente se ha llevado a vender humo, violencia hipócrita y agresión.
Por otra parte, el urbanismo moderno desplaza los usos útiles y genera lugares de agresión a la paz ciudadana. Hay que moverse por: calles y aceras: donde llega el coche particular llega la ciudadanía. Las cuatro ruedas son un arma de libertad
Aquí, en Ld, si que vale la pena la reflexión individual ¡Y con que nivel! Como en este artículo genial que da que pensar sobre la imposibidad práctica del socialismo (y en el que seguiré meditando en lo que me duermo, ahora que me toca) . Lo que es deprimente es esta reflexión colectivista del cutrerío intelectual roñoso de la pobre Puerta del Sol.
Cada consumidor vota constantemente a favor de qué productos prefiere: comprando ese y no otro. Esa es la verdadera democracia económica.
Además, muy importante y pasado desapercibido, cuando alguien dice "el mercado no es perfecto", lo que realmente quiere insinuar es que él o su regulador favorito sí son perfectos.Pues ni perfectos ni mejores que el mercado, sino mucho peores y a menudo corruptos. Esa presuntuosidad debe echárseles en cara cada vez que digan esa bobada.
Está bien desechar por estrafalaria e inviable lo que aquí viene a calificarse de economía asamblearia.
Es justo hacerlo por cuanto resulta inviable un modo de economía en la que democrática y globalmente hubiera que decidir que se produce, por quienes y a que precio debe “venderse” y quienes deben (pueden) “comprarlo”.
Planteado así, tal como lo expone este comentario y como lo hacen algunos alucinados partidarios del modelo, la democracia económica no es más que una insensatez.
Pero tal insensatez no inhabilita la posibilidad de una verdadera democracia económica. No, si esta la entendemos referida y fundamentada en una empresa en la que la condición de “socio” (titular de los derechos de decisión y al beneficio) sea atribuido a aquellos sujetos (personas) que directa y personalmente participan con vocación de permanencia en la producción de la empresa.
Una democracia económica no sería tan impensable si, junto a lo anterior, pensamos en una democracia en la que los Organismo e Instituciones económicas del Estado respondan a verdaderos principios democráticos.
No se trata de decidir global y “asambleariamente” que producir, por quien y a qué precio. Se trata de que las decisiones económicas (las mismas que hoy se adoptan cada día en cada empresa) sean decididas, a nivel de empresa (en cada empresa), por todos los que son los verdaderos sujetos de la producción (o por los órganos de dirección nombrados por estos y no por los accionista que, en no pocos casos, nada conocen de “su” empresa) y, a nivel nacional (también mundial, si se quiere), por instituciones democráticas (verdaderamente democráticas).
Podemos regodearnos todo lo que queramos de propuestas “alucinadas” como la que aquí se critica. Pero no por ello debemos resignarnos (yo no me resigno) a un sistema que, socapa de liberal, reduce a la condición de siervo a la inmensa mayoría de la población, reducida a la condición de asalariado (sin voz ni voto en las decisiones que afectan a su propia trabajo).