El extinto Plan 2000E -subvenciones públicas a la compra de coches- puesto en marcha por el ministro de Industria, Miguel Sebastián, generó una demanda artificial de 313.800 vehículos durante el tiempo que estuvo en vigor -entre mayo de 2009 y junio de 2010-, según las estimaciones elaboradas por el Banco de España.
Y es que, dicho programa tan sólo provocó un "alivio temporal" del mercado automovilístico, puesto que no propició un cambio de tendencia en la demanda de coches. Así, una vez concluido el plan de ayudas directas, el número de matriculaciones retornó a "unas cifras muy parecidas a las del inicio de los programas". El problema, sin embargo, es que este efecto temporal y limitado fue sufragado por los contribuyentes.
En España, el plan de ayudas directas (Plan 2000E) se introdujo en mayo de 2009, siendo prorrogado en enero de 2010 por nueve meses, o hasta el agotamiento de los fondos destinadospara este fin (lo que tuvo lugar tres meses antes de cumplirse eseplazo). La ayuda se condicionaba a que elcomprador entregara un vehículo con una antigüedad mínima de 10 años.
La cuantía de la ayuda por vehículo fue de 2.000 euros en el caso de España: en la compra de vehículos nuevos la ayuda ascendió a 1.000 euros, junto a un descuento adicional similar a cargo del fabricante, mientras que en los coches de segunda mano la ayuda fue de 500 euros.
El Plan 2000E, que contó con una dotación máxima de 200 millones de euros, contemplaba la posibilidad de conceder ayudas públicas a un máximo de 480.000 vehículos. El saldo total de unidades subvencionadas entre 2009 y 2010 se situó en 461.838. Sin embargo, lo que se pregunta el Banco de España es el impacto directo de las subvenciones en la compra adicional de vehículos (demanda artificial)
En este sentido, la conclusión es clara: el Plan 2000E aumentó un 22% las matriculaciones, con 313.800 adquisiciones extra de vehículos, lo cual equivale a 1 punto porcentual extra de consumo privado -tomando 2007 como año base-.
Así, en 2008 las matriculaciones de automóviles descendieron un 30% anual en España, pero la entrada en vigor del plan provocó un "repunte intenso" del número de matriculaciones. Y ello, gracias a que el reparto de subvenciones abarató (de forma artificial) el precio de los vehículos. De este modo, los contribuyentes sufragaron la compra de más de 300.000 vehículos a los beneficiarios del Plan 2000E.
Y una vez agotadas las ayudas, la demanda regresó a su cauce natural, es decir, "a un nivel similar al del inicio de los programas", tal y como muestra el Banco de España. Y es que, las compras se volvieron a desplomar.
En la actualidad, el número de adquisiciones de vehículos sigue siendo "muy inferior a las realizadas en 2007". Así, "el hecho de que el número de matriculaciones retorne a unas cifras muy parecidas a las del inicio de los programas sugiere que el impacto que ha predominado ha sido un impulso temporal en la demanda de vehículos".
Por si ello fuera poco, el organismo advierte de que el efecto neto intertemporal del plan de Sebastián "podría haber sido reducido" ya que, en parte, las subvenciones tan sólo condujero a un adelanto de decisiones de gasto que, en todo caso, se habrían llevado a cabo en un momento posterior en el tiempo.
"En resumen, en España y en los principales países de la UEM los programas de apoyo a la adquisición de automóviles impulsaron sustancialmente las matriculaciones en 2009 y, en algún caso, en 2010, estimulando el consumo privado en el momento más álgido de la recesión. Tras el final de las ayudas [...] se produjo un retroceso respecto al período en que estaban en vigor los planes de apoyo. Éstos constituyeron, por tanto, un alivio temporal, que no parece haber supuesto un cambio de la tendencia subyacente en la demanda de automóviles", concluye el organismo. En definitiva, nada cambió, salvo el hecho de que el Gobierno empleó 200 millones de euros de los contribuyentes para costear parcialmente la compra de un coche a más de 300.000 personas.