No quería dar crédito a lo que veían mis ojos. Allí, con el añadido de los emblemas de multitud de organizaciones sindicales, en una gran sábana, en el paso elevado sobre el Paseo de la Castellana que va de Raimundo Fernández Villaverde a Francisco Silvela se leía: "Empleo con derechos. Contra los recortes sociales". Precisamente, nadie con dos dedos de frente esos lemas ha podido seguir. Los estudios serios sobre esto van desde unos ya veteranos de José Luis Malo de Molina, a otros muy recientes de Fernando Suárez, pasando por los econométricos relacionados con el NAIRU español que vincula tasa de desempleo e incrementos inflacionista y con la ley de Okun que relaciona incrementos en el PIB y aumentos en el empleo. Todos demuestran que parte notable del paro en España se debe a la oleada de derechos sociales legislados.
Quien pide eso, solicita mantener aun más alto el ya altísimo desempleo que tenemos. El añadido de "contra los recortes sociales" es evidente que se refiere a que la edad de la jubilación debe ser muy reducida, lo que genera, automáticamente, a causa de la financiación por el sistema de reparto, aumento en los costes empresariales, a más de déficit exterior, subidas en los precios y del coste de vida. O bien a mantenimiento de una asistencia sanitaria que clama, por su déficit, una reorganización total, copago incluido en muchos aspectos y otros recortes de "derechos" actuales. Esto es, en los derechos sociales ajenos a los que proporciona una Hacienda equilibrada y una economía con fuerte desarrollo. Los otros provocan siempre, más inflación, y más desempleo como en una casta famosa a The Times señaló el gran economista Pigou.
Tal como se ha redactado ese lema del 1 de mayo de 2011 –es de esperar que haya sido sólo un no saber bien de qué se hablaba– parece que intenta que un núcleo de ocupados españoles, los afiliados a las organizaciones sindicales, se mantengan intactos en sus empleos y con altas prestaciones sociales, rodeados por una masa creciente de desempleados, con precios, además, en alza. ¿Es una estanflación lo que piden los sindicatos? Pues si no es así, recuerden como un mal sueño que una mala redacción les hizo pedir lo imposible.