El Euríbor, principal indicador al que se referencian las hipotecas en España, ha repuntado este lunes 26 milésimas, encadenando su decimoséptima sesión consecutiva de subidas, hasta situar su tasa diaria en el 2,083%. El indicador se sitúa así en niveles de hace más de dos años, con la tasa diaria más alta desde el 19 de febrero de 2009, cuando marcó también el 2,085%.
Tras la decisión de la pasada semana del Banco Central Europeo (BCE) de subir los tipos de interés al 1,25% y abrir así la puerta a más incrementos en el futuro para contener la inflación, el indicador prosigue con su tendencia alcista.
Con un total de siete valores en lo que va de mes, la media de abril se sitúa en el 2,039%. El Euríbor cerró marzo en la cota del 1,924%, y la media actual de abril supone un repunte de 0,824 puntos básicos respecto al nivel de hace un año (1,215%) y la cota más alta desde febrero de 2009 (2,135%).
Tras la decisión del BCE, el Euríbor a doce meses avanza que se situará en torno al 2,2% a finales de mes, lo que encarecerá las hipotecas suscritas hace un año que se revisen en mayo en cerca de 850 euros anuales. En concreto, para una hipoteca media de 150.000 euros contratada en abril de 2010, con un plazo de amortización de 25 años y un euríbor del 1,225 % el aumento mensual sería de 70 euros, 840 al año.
Los analistas consultados por Efe sitúan el Euríbor en torno al 2,5% a finales de año, no tanto a causa del cambio de política monetaria del BCE como por la normalización del mercado de crédito, al tiempo que calculan que los tipos de interés en la zona del euro terminarán el año en el 1,75%. Es decir, se espera que el organismo procederá a dos nuevas subidas de tipos en la zona del euro a lo largo del año, ambas de un cuarto de punto, algo que los mercados ya dan por descontado.
Trichet aseguró la semana pasada que la institución hará "lo que considere necesario para garantizar la estabilidad de precios" y dejó así abierta la puerta a futuras subidas. Expertos y analistas coinciden en señalar que el Euríbor estaba en niveles excesivamente bajos, algo que, destacan, no es bueno para la economía, aunque reconocen que tipos de interés más altos perjudicarán sobre todo a las familias hipotecadas.