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El FMI respalda los controles de capital en su nuevo marco estratégico

Para contrarrestar los efectos negativos de grandes flujos de capital en los países emergentes.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) apoya el uso de controles de capital en un nuevo marco estratégico divulgado hoy que contempla medidas para contrarrestar los efectos negativos de grandes flujos de capital en los países emergentes.

El nuevo marco estratégico marca un hito en la historia del organismo integrado por 187 países, que se ha opuesto a los controles de capital durante sus siete décadas de historia.

El FMI reconoce por primera vez oficialmente en el documento que en ciertos casos están justificadas medidas para frenar los efectos indeseados de un gran desembarco de capitales, entre ellos la apreciación incontrolada de las divisas.

El Fondo menciona, en ese sentido, que los países pueden recurrir a controles de capital si la divisa no está infravalorada, las reservas son superiores a niveles considerados prudentes, la economía se está sobrecalentando y no hay espacio para endurecer la política fiscal.

"Los controles sobre el capital extranjero que llegan a los países emergentes pueden ser parte de las opciones en manos de los gobiernos para contrarrestar las potenciales consecuencias negativas económicas y financieras de los incrementos repentinos en el capital", asegura el FMI.

El propio director gerente del organismo, Dominique Strauss-Kahn, aseguró ayer que el Fondo tiene ahora una postura "muy pragmática" y no ideológica en lo que a controles de capital se refiere.

El análisis servirá como referencia al FMI a la hora de asesorar a los países emergentes cómo hacer mejor uso de los controles de capital para frenar los flujos de capital.

De hecho el informe analiza cómo siete países distintos (Brasil, Perú, Indonesia, Corea, Suráfrica, Tailandia y Turquía) han hecho frente a la situación.

En ese sentido, el documento menciona que el llamado Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF) creado por Brasil para frenar la apreciación de su divisa no ha tenido un efecto claro y duradero sobre el tipo de cambio.

El FMI señala que durante los dos primeros episodios de aplicación del IOF, en marzo del 2008 y octubre del 2009, hubo una depreciación inicial del tipo de cambio que se revirtió rápidamente.

El Fondo destaca en su análisis que en el tercer episodio de aplicación del impuesto, en octubre del 2010, se lograron revertir las presiones sobre la divisa pero sólo después de que el impuesto aumentase hasta el seis por ciento.

El organismo recuerda, de todos modos, que en esa ocasión el efecto fue también de corta duración.

El Fondo insiste en su informe que se pueden extraer conclusiones muy similares cuando la respuesta del real se compara con las divisas de otros países emergentes durante el mismo periodo.

Creado originalmente en 1993, el IOF se ha convertido en una de las herramientas clave de Brasil para controlar los flujos de capital.

Antes de la crisis, el IOF se aplicaba a flujos de capital hacia la renta fija. Una vez que los flujos volvieron a desembarcar en el país tras la crisis del 2008, la tasa subió del 1,5 por ciento anterior al 2 por ciento y pasó a aplicarse no solo a las inversiones en renta fija, sino también variable.

El 4 de octubre del 2010 la tasa subió al 4 por ciento y el 18 de ese mes al 6 por ciento.

En el caso de Perú, el estudio recuerda que el país ha atraído grandes flujos de capital que representaron alrededor del siete por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) en el año 2010.

El FMI recuerda también que Perú realizó grandes intervenciones en los mercados cambiarios para limitar la volatilidad de la moneda ante la preocupación de las autoridades sobre el impacto en los todavía dolarizados balances del sector privado.

El estudio concluye que el tipo de cambio nominal de Perú ha sido uno de los más estables en la región.

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