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José García Domínguez

El desacato de Botín

El adelanto de los comicios solo serviría para reabrir la caja de Pandora de la demagogia garbancera, tan cara a los peronistas de todos los partidos.

Parece ser que Emilio Botín ha incurrido en el desacato de manifestar su personal opinión a propósito del acontecer nacional. Y a las bravas, por su cuenta y riesgo, sin siquiera recabar el preceptivo permiso previo de ningún director de periódico. Así, para escándalo de alguna claque tremendista siempre presta a echar a correr en auxilio del ganador, Botín ha venido a reclamar de Zapatero que anteponga al patriotismo de partido el patriotismo a secas. Esto es, que sacrifique su interés personal y el del PSOE, evitando abocar al país a un trance errático como el que ahora mismo atraviesa Portugal. Y es que el mejor servicio que el presidente del Gobierno puede rendir a España, acaso el único, consiste en respetar los plazos constitucionales y, una vez llegado el momento procesal, inmolarse a lo bonzo en las urnas.

Una vez llegado el momento, ni un segundo antes. Al respecto, el adelanto de los comicios solo serviría para reabrir la caja de Pandora de la demagogia garbancera, tan cara a los peronistas de todos los partidos. Huelga decirlo, con su preceptivo corolario de pirotecnia populista: solemnes promesas de alegre dispendio presupuestario aliñadas con la recurrente charlatanería a cuenta de los coches oficiales y demás sonajeros retóricos, eterno, invariable menú de campaña para consumo de los segmentos más primarios del censo. Que por algo resultan ser los que al final deciden. Un escenario ideal, pues, en estos tiempos de vuelta al pensamiento mágico; tiempos en que la apelación a la "confianza" ha venido a ocupar el lugar de las romerías en rogativa a la Virgen del pueblo cuando las sequías.

He ahí esa fe del carbonero macroeconómico que nos permite mantener con vida a nuestra convaleciente deuda soberana en los mercados internacionales. Por lo demás, el peor peligro que se cerniría sobre Rajoy en caso de adelanto sería el riesgo cierto de obtener mayoría absoluta. Ya Santa Teresa lo alertó en su día: "más almas se pierden por las plegarias atendidas que por las no escuchadas". Porque lleva razón Botín, es Zapatero quien ha de acabar el trabajo sucio. Él, no otros. A él, y solo a él, compete rematar la cirugía sin anestesia iniciada con el decreto de ajuste y la reforma laboral. Por patriotismo.

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