El catedrático Vicenç Navarro no está dispuesto a aceptar que el Partido Popular se presente como un partido favorable a los trabajadores. Y presenta datos que califica de irrefutables para negar "la atribución de sensibilidad social a las fuerzas conservadoras y cristianas en general y al PP en particular".
Sus pruebas se centran en el gasto público: como era relativamente reducido al inicio de la democracia, eso demuestra el "retraso social" de nuestro país. Como el gasto bajó relativamente en los años de Aznar eso prueba el "retroceso". Al abordar la cuestión del déficit público, el profesor Navarro reprocha a los políticos no "aumentar los impuestos de los sectores pudientes", como si el problema de la fiscalidad pasara por cobrarles a los millonarios, algo que nunca alcanza para financiar el llamado gasto social. Si alguien del PP se le ocurre alegar que en esos años terribles de Aznar se crearon muchos puestos de trabajo, el señor Navarro tiene la respuesta progresista: "ello se debió primordialmente a la burbuja inmobiliaria".
Todo esto supone partir de la base de lo que se desea demostrar. El doctor Navarro (con perdón de Azpilcueta) supone que la sensibilidad social es función del gasto público de tal modo que aumenta y disminuye puntualmente cuando lo hace dicho gasto. A continuación concluye, con lógica aplastante, que a más gasto, más sensibilidad.
Sensibilidad es: "Propensión natural del hombre a dejarse llevar de los afectos de compasión, humanidad y ternura". Es decir, Vicenç Navarro cree que la coacción política y legislativa, la pérdida de libertad de los ciudadanos, es identificable con tan nobles sentimientos. Quien cree eso puede creer cualquier cosa, por ejemplo, igual va y cree que la burbuja inmobiliaria fue producida por el odioso mercado libre y no por las sensibles, compasivas, humanitarias y tiernas autoridades públicas.