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¿Quién debe ligar los salarios a la productividad?

Hasta aquí todo claro: si somos más pobres, somos más pobres, y eso ni Zapatero, ni Toxo, ni Méndez pueden remediarlo, sólo ora ocultarlo ora redistribuir las pérdidas desde los trabajadores más eficientes a los menos eficientes.

KingCreo dijo el día 13 de Marzo de 2011 a las 12:20:

Como de costumbre los liberalotes con su paranoia de salarios y productividad. Si no hubiera ajuste de sueldos por la "inflamación", yo te aviso que los explotadores (ah perdón, les llaman eufemísticamente "emprendedores") te iban a mejorar la retribución. Y como bien expone Nhadia a ver cuando los explotadores, entienden lo de la productividad. Y porqué será que en ninguna parte del mundo se ha suprimido el ajuste de sueldos con la inflación ... Responde Rallo, si puedes.

Hipatia dijo el día 13 de Marzo de 2011 a las 08:56:

La masa improductiva representada por políticos, sindicalistas, y funcionarios-en algunos casos antiproductiva-tiene un peso considerable en la masa trabajadora española. En el cálculo macro económico debería ser tenida en cuenta.
El cierre de cuentas anual determina la productividad de cada empresa. Los salarios de sus trabajadores deberían ajustarse a esa productividad. Esta productividad tradicionalmente viene siendo perturbada por impuestos y carburante.
Cuando el empleo "políticofuncionarial" aumenta, la productividad disminuye ya que la empresa deberá atender las demandas de estos y los impuestos subirán (vía IRPF vía carburantes)

Nhadia dijo el día 12 de Marzo de 2011 a las 11:41:

Vaya por delante que estoy a favor de ligar los salarios a la productividad, de la libertad de pactos con los trabajadores y en general con lo expuesto. Ahora bien: A la hora de abordar esta cuestión se siguen pasando por alto tres cuestiones fundamentales:

1º.- Que una cosa es la teoría y otra la práctica
2º.- Que es fundamental que cada negocio sea capaz de cuantificar el valor que supone la fuerza de trabajo en la obtención de sus beneficios. Evidentemente no a futuro, sino sobre valores históricos, que para eso existen los análisis no prospectivos y los sistemas correctores.
3º.- Que el grado de eficiencia de los trabajadores depende, entre otros factores, de la eficacia y calidad profesional de sus jefes. No se puede obviar que es el empresario quien tiene la obligación de facilitar la formación, información y los medios para que los trabajadores puedan ser lo más productivos posible y por supuesto, remunerar en consecuencia. Y mientras se sigan oyendo cosas absurdas como eso de “yo no le formo porque si no se me va”, significará que el empresario aún no ha entendido nada de qué es eso de “productividad”, ni de cuál es su propio papel en la empresa.

Así pues, mientras la idea subyacente siga siendo que la “productividad” depende exclusivamente del trabajador y no se haga un diseño individualizado de funciones y tareas por categorías (cosa que incluso va desapareciendo en los convenios colectivos, no hablemos ya del 80% de nuestro tejido empresarial en el que nunca ha existido) los niveles de productividad real serán, a largo plazo, decepcionantes. Más que nada porque una sobrecarga de trabajo como la actual, en la que uno hace el trabajo de tres (si no de más), además sin la adecuada formación y coordinación, es insostenible. No olvidemos que estamos hablando de personas, no de máquinas. Y hay muchas cosas que no se aprenden en la tan extraordinariamente alabada “Universidad de la Vida”.