La decadencia catalana es obvia.
No existe intervencionismo más necio en la sociedad actual que el lingüístico, pues mina el recurso principal de la economía actual: el intelectual. Nadie bien formado tiene por qué soportar el ser sumergido en esas políticas sectarias ni perder su tiempo en aprender un idioma que requiere de subvenciones y extorsiones.
Entonces quien está bien formado exigirá un fuerte sobresueldo para irse a trabajar a Cataluña, y prefería irse a otras zonas de España. Eso lo saben las empresas españolas y las extranjeras, así cómo las empresas de contratación de personal. También quien viva en Cataluña con desagrado a esa imposición tendrá una fuerte motivación para irse; quienes primero se irán serán quienes tengan una buen capital económico o intelectual.
Para colmo malgastan 175 millones de € anualmente en subvencionar el catalán, además del coste de toda la extorsión legal para imponerlo, todo lo cual es admitir implícitamente qué no es rentable económicamente cómo idioma.
Por contra, el español permitió que de la noche a la mañana surgieran las multinacionales españolas: sólo tuvieron que meter a sus ejecutivos en aviones y enviarlos a Iberoamérica.
Respecto a Madrid, la libertad es atractiva, no impone los costes de la extorsión lingüística legislativa y se pueden gastar los 175 millones de euros anuales en asuntos más productivos (o en no gastarlos).
Totalmente de acuerdo, más claro, imposible