Comienza a verse en Alemania un movimiento que apuesta decididamente por Europa. La decisión de Axel Weber de abandonar su puesto en el Banco Central Europeo, aun siendo el favorito para suceder a Trichet el próximo octubre como gobernador de dicha institución monetaria y precisamente, por ser uno de los más férreos críticos de la compra de bonos públicos de los distintos países europeos por implicar una futura inflación, invita a presumir que algo se mueve con decidido paso a favor de la construcción europea, aunque, en efecto, ello implique más inflación. De la misma forma que el antiguo primer ministro de la Alemania Federal, Kohl, tuvo que vencer la oposición numantina del entonces gobernador del Bundesbank, Pöhl, para proceder sin demora a la unificación de las dos Alemanias independientemente de las consecuencias inflacionistas; la decisión de Weber parece indicar una cierta inclinación más europeísta por parte de la Sra. Merkel.
Cuando Kohl se vio obligado a consumar la integración de las dos Alemanias de forma generosa y acelerada, entre otras medidas, estableciendo la paridad uno por uno entre las dos monedas alemanas, desató una presión monetaria al alza en Europa que alimentó una década después las burbujas inmobiliarias de Irlanda y de España. Pero esa decisión eminentemente política dejó ver que, incluso, los propios alemanes entienden que existen límites al miedo de la inflación, porque terminó desembocando en un país económicamente mucho más potente. Las reformas de Schroeder, sucesor de Kohl en el cargo, y posteriormente, también las medidas de la Sra. Merkel, fueron decisivas para lograr un éxito mayúsculo: la Alemania pudiente de hoy día que se ha convertido en la locomotora europea y en su máximo avalista.
Dicho esto, tampoco cabe duda de que los mercados siguen preocupados por el devenir del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Alemania sí ha dicho que quiere un pacto de competitividad y un control mucho más exigente sobre las finanzas públicas en los países miembros de la Unión Europea Monetaria que quieran acceder al FEEF. La negociación tendrá lugar en la primera quincena de marzo y no está claro cuál será el resultado final; por un lado se debatirá si se amplia el FEEF y, por otro lado, se establecerán las condiciones para su uso. Esta incertidumbre puso contra las cuerdas a Portugal la semana pasada y también pasó factura a España con el diferencial del bono alemán a 10 años que volvió a repuntar, rozando los 210 puntos básicos.
La decisión de Weber de marcharse parece indicar que la Sra. Merkel está adoptando una postura menos exigente. Y mientras, ¿qué hace el Sr. Rodriguez Zapatero? Pues en vez de facilitar la tarea para encontrar una solución europea común que pudiera alejar el fantasma de un quebrantamiento de la Unión Monetaria y del euro una vez y por todas, acepta, primero, que una comunidad como Cataluña puede seguir endeudándose pese a haber excedido el límite acordado en 2010 y, segundo, barra libre al encontrarse acosado por las demás comunidades autónomas a las que se les había prohibido aumentar su deuda, igualmente, por haber superado sus topes, caso de Castilla La Mancha y Murcia. El Sr. Rodriguez Zapatero pide rigor e indica que la ley contempla aumentos para la refinanciación. Pero lo que no cabe duda es que los mercados, si detectan despilfarro, llaman la atención y de ahí que Moodys haya advertido que bajará la calificación crediticia de España si se confirma que el grifo de la deuda vuelve a estar abierto para que las comunidades autónomas sigan superando el límite impuesto para el déficit público.
Son momentos como estos los que ponen evidencia las irresponsabilidades. Que el primer socio europeo de España, Alemania, muestre su intención de aunar fuerzas y compromisos para encontrar una solución pragmática para toda Europa, es un mínimo exigible estar a la altura y comprometerse con la causa. Sin embargo, la irresponsabilidad financiera del Sr. Rodriguez Zapatero, o lo que es lo mismo, la extrema debilidad política de su Gobierno, dependiendo de un puñado de votos nacionalistas para sobrevivir, muestra su vista corta. Clama al cielo, sí, pero el Sr. Rodriguez Zapatero, lejos de aportar una solución, nos vuelve a acercar al abismo financiero.