Durante las semanas previas al rescate de Grecia, los alemanes les propusieron a los helenos, medio en broma medio en serio, comprarles algunas de las muchas islas que poseen en el Egeo. Cabía esperar que, con el pasar de los meses, la Merkel nos haría llegar una propuesta similar. Pero parece que nuestras islas no le interesan. Es natural, a fin de cuentas ya son dueños de Mallorca y para qué quieren más. Así que la canciller de hierro va a venir a España dentro de diez días con otra oferta bajo el brazo, llevarse y darles trabajo a nuestro mejores jóvenes. Alemania necesita a la voz de ¡ya! 34.000 ingenieros que sus universidades no son capaces de proporcionarle y Merkel va a pedirle a nuestro presidente que se los venda a precio de saldo.
Tiene gracia que este PSOE que nos mal gobierna, después de haberse pasado años acusando al régimen de Franco de obligar a los españoles a emigrar por su incapacidad para darles trabajo, sea ahora el partido cuya política va a obligar a lo más granado de nuestra juventud a marcharse. Y lo hará con un Zapatero al que nada ni nadie parece capaz de borrarle esa sonrisa helada y vacía que se le ha quedado en la cara como esculpida por un mal cirujano de plástica. Sólo de vez en cuando se permite abandonarla para ponerse la careta del estadista resuelto, decidido unas veces a defender los derechos sociales y obligado otras a pisotearlos. Y, mientras Zapatero pasa frívolamente de una impostura a otra, nuestros mejores jóvenes se marcharán a dejarse las pestañas y sus mejores años en enriquecer a otras naciones.
De Zapatero, se dice en broma, viendo que hace almoneda de España, que sería capaz de vender el Prado o la Alhambra, pero jamás pensé que acabara literalmente vendiendo a nuestros hijos. Y todo para poder seguir pagando las subvenciones al cine, a las renovables, al carbón y Dios sabe a cuántas cosas más.
Y el PSOE, en vez de encontrar el modo de quitarnos a este incompetente de encima, consume sus horas en hallar el modo de que la ira que Zapatero despierta no perjudique a sus chiringuitos, baronías, alcaldías, consejerías y presidencias autonómicas. Lo de Fernández Vara clama al cielo. Dice que no quiere que los extremeños voten en las autonómicas pensando en Zapatero y que lo hagan teniendo en cuenta sólo su gestión. Olvida que es el PSOE quien ha hecho de Extremadura una de las regiones más pobres de Europa malcriando a sus ciudadanos con una subvención tras otra. Si quiere seguir en el machito, lo mejor que puede hacer el presidente extremeño es presentar como aval personal el haber sido militante de Alianza Popular.
Al PP, por otro lado, el único "joven" que preocupa es Nacho Uriarte, al que han perdonado haber sido condenado por el delito de conducir borracho. Los estatutos del partido exigen suspender de militancia a todo el que haya delinquido. Pero, para Rajoy, conducir ebrio no es para tanto. Entonces ¿por qué lo convirtieron en delito? Son ellos los que junto con el PSOE hicieron de esa conducta, que antes tan sólo se sancionaba administrativamente, un crimen castigado por el Código Penal. Pero, claro, cuando es uno de los suyos quien tiene que arrostrar las consecuencias, todo son disculpas y "aquí no ha pasado nada". Así que, ya saben nuestros jóvenes, las alternativas son: habitante de la casa de Gran Hermano, conseguir una subvención del Gobierno, emigrar a Alemania o lo mejor, seguir el ejemplo de Uriarte y hacerse político.